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No tengas miedo de caminar en la luz
Mientras tengamos actitudes del desierto, continuaremos viviendo en el desierto. Jesús murió para que pudiéramos tener entrada en la Tierra Prometida –la tierra de la abundancia.
Fue solamente un viaje de once días a la Tierra Prometida, pero los israelitas vagaron cuarenta años murmurando, gruñendo, quejándose, culpando a Moisés y a Dios por sus problemas (Deuteronomio 1:1-7). La falta de progreso se debió a la actitud que asumieron durante el viaje.
No hay motivo para ocultar nada
Tejedora Aliento, devocional, motivación para la mujer, Mujer, princesa
♕Mi Princesa:
No hay motivo para ocultar nada. Te avergüenzan algunas cosas que albergas en tu corazón; pero Yo las veo todas, y te quiero igual. Noto la belleza de tu corazón. Percibo la persona en que puedes convertirte, la mujer ue ya estás llegando a ser gracias al amor que profesas por Mí. No pienses que eres indigna a Mi ojos. No te ocultes por vergüenza, pues Yo lo veo todo, y te amo igual.
No hay motivo para ocultar nada. Te avergüenzan algunas cosas que albergas en tu corazón; pero Yo las veo todas, y te quiero igual. Noto la belleza de tu corazón. Percibo la persona en que puedes convertirte, la mujer ue ya estás llegando a ser gracias al amor que profesas por Mí. No pienses que eres indigna a Mi ojos. No te ocultes por vergüenza, pues Yo lo veo todo, y te amo igual.
Mi princesa: Eres mi flor
Tejedora Aliento, motivación para la mujer, Mujer, princesa, superación
♕ Mi Princesa:
Eres Mi flor. Te atendí con ternura desde que eras una pequeña semilla. Te regué y te aboné. Estuve a tu lado todos los días de tu vida, cuidándote, proveyendo para tus necesidades y sosteniéndote cuando las cosas se ponían difíciles, cuando el suelo yacía reseco, cuando el sol te abrasaba y cuando los transeúntes pisoteaban tus delicados pétalos y hojas.
Eres Mi flor. Te atendí con ternura desde que eras una pequeña semilla. Te regué y te aboné. Estuve a tu lado todos los días de tu vida, cuidándote, proveyendo para tus necesidades y sosteniéndote cuando las cosas se ponían difíciles, cuando el suelo yacía reseco, cuando el sol te abrasaba y cuando los transeúntes pisoteaban tus delicados pétalos y hojas.
Eres un diseño excelente
Una de las cosas que hace que la alta costura de los modistas de París y Nueva York sea tan cara, es que son modelos exclusivos. La mujer que se compra un modelo exclusivo de Chanel o Ives Saint Laurent sabe que no le va a ver su vestido puesto a otra mujer. Ella sabe que va usar una prenda que está confeccionada cuidadosamente, a veces cocida a mano, y hecha a su medida para que le calce como un suave guante de cuero.
Ella sabe que su vestido ha sido creado con esmerado cuidado. Está dispuesta a pagar un alto precio por esa prenda exclusiva. Así deberia ser al mirar nuestra propia vida. Dios nos ha creado de tal manera que no se pueda reproducir y no se pueda duplicar. Él selecciona cada aspecto
Dios no olvida
Cada oración que hemos elevado, cada vez que nos hemos sometido a la autoridad cuando queríamos rebelarnos, cada ocasión en que confesamos la Palabra de Dios cuando nuestras emociones nos gritaban que dijéramos cosas negativas: cada acto de obediencia está registrado y será recompensado. Cada vez que asumimos nuestra posición de fe, adoración, y nos mantuvimos confesando lo bueno, cada vez que ofrecimos a Dios sacrificio de alabanza, Dios lo recuerda. Él no olvida las cosas que hemos hecho bien. Las tiene registradas en su libro de hechos memorables, como leemos en Hebreos 6:10: “Porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y el amor que, para su gloria, ustedes han mostrado sirviendo a los santos, como lo siguen haciendo”.
Nuevo aliento
Tejedora Aliento, devocional, Mujer, palabra de aliento, REFLEXION
Para Jesús fue necesario tener naturaleza humana para poder experimentar todo lo que acontece en la tierra -rechazo, dolor, pena, tentación. Aunque Él fue Dios hecho carne, Él resistió toda experiencia humana no como Dios sino como un hombre con todas sus flaquezas. Eso le permitió a Jesús, nuestro sumo sacerdorte, orar por nosotros con tremenda compasión: “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados. (Hebreos 2:18).
Hablemos sobre una querida hermana que está sufriendo. Ella ama a Jesús pero se siente sin esperanza, cabizbaja, rechazada. Ella piensa, “He sido profundamente herida y no tengo a nadie con quien hablar que me comprenda.” En algunas ocasiones ella se pregunta si Dios puede perdonarla al tener una fe tan débil. Ella está a punto de darse por vencida.
Satanás se para a su lado para acusarle, “¡Mirala! Ella no tiene fe alguna. ¿Qué clase de cristiana es esta, Dios?”
Hablemos sobre una querida hermana que está sufriendo. Ella ama a Jesús pero se siente sin esperanza, cabizbaja, rechazada. Ella piensa, “He sido profundamente herida y no tengo a nadie con quien hablar que me comprenda.” En algunas ocasiones ella se pregunta si Dios puede perdonarla al tener una fe tan débil. Ella está a punto de darse por vencida.
Satanás se para a su lado para acusarle, “¡Mirala! Ella no tiene fe alguna. ¿Qué clase de cristiana es esta, Dios?”
Tu consuelo, mujer
Para Jesús fue necesario tener naturaleza humana para poder experimentar todo lo que acontece en la tierra -rechazo, dolor, pena, tentación. Aunque Él fue Dios hecho carne, Él resistió toda experiencia humana no como Dios sino como un hombre con todas sus flaquezas. Eso le permitió a Jesús, nuestro sumo sacerdorte, orar por nosotros con tremenda compasión: “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados. (Hebreos 2:18).
Hablemos sobre una querida hermana que está sufriendo. Ella ama a Jesús pero se siente sin esperanza, cabizbaja, rechazada. Ella piensa, “He sido profundamente herida y no tengo a nadie con quien hablar que me comprenda.” En algunas ocasiones ella se pregunta si Dios puede perdonarla al tener una fe tan débil. Ella está a punto de darse por vencida.
Hablemos sobre una querida hermana que está sufriendo. Ella ama a Jesús pero se siente sin esperanza, cabizbaja, rechazada. Ella piensa, “He sido profundamente herida y no tengo a nadie con quien hablar que me comprenda.” En algunas ocasiones ella se pregunta si Dios puede perdonarla al tener una fe tan débil. Ella está a punto de darse por vencida.
El secreto del contentamiento
Cuando le preguntaron al capitán Eddie Rickenbacker qué había aprendido durante los veintiún días a la deriva en una balsa salvavidas cuando estuvo perdido junto con sus compañeros en el océano Pacífico, respondió: “La lección más grande que aprendí con esa experiencia es que si tenemos toda el agua fresca que queremos y todos los alimentos que queremos, no deberíamos quejarnos de nada”.
Aun así, muchas personas con abundancia de agua y alimentos, excelentes casas e incluso extraordinarias cuentas bancarias se quejan y nunca parecen estar satisfechas. Insólitamente, muchos de estos individuos negativos son cristianos que tienen el Espíritu Santo en su corazón, las promesas de la Biblia para descansar en su fe, la esperanza segura del cielo y la promesa de la venida del Señor para recompensar a sus hijos.Aunque Pablo nunca se contentó con sus logros espirituales, había aprendido el secreto del contentamiento en la vida diaria. Y pensando que sería provechoso para Timoteo, su hijo en la fe, le escribió: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1 Ti. 6:68).
Levántate y resplandece
Isaías 60:1 "Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz..."
Nunca me ha gustado mucho la oscuridad. Siempre, hasta la fecha, necesito dejar una lucecita prendida durante la noche, porque me gusta poder ver al abrir los ojos.Mi esposo se ha tenido que ajustar a esta costumbre mía, porque a él le encanta dormir en completa oscuridad. Se ha prestado para algunas conversaciones interesantes a lo largo de nuestro matrimonio.
Siento que la luz es mi amiga, que llega para ayudarme. En este verso de Isaías, captamos la misma idea. "Luz" significa "iluminación, resplandor... alegría, amanecer". Me llama la atención que incluye la alegría como un elemento de su significado. Los científicos nos dicen que en los países donde hay menos luz, hay más depresión y suicidio. En cambio, en los países que gozan de mucha luz, tienden a vivir personas más alegres y apacibles.La Biblia utiliza la misma idea de la luz para representar cosas como la salvación, el conocimiento y el evangelio. El salmo 27:1 dice: "Jehová es la luz, y mi salvación, ¿de quién temeré?". Una de las cosas que produce la oscuridad es el temor. Las ocasiones que recuerdo haber sentido más temor, han sido cuando todo está oscuro. Sin embargo, cuando llega Dios a tu vida, una de las cosas que trae con Él es luz, una seguridad, una ausencia de temor.
Manteniendo el equilibrio
¡Qué importante es mantener el equilibrio en todas las cosas! Si no lo hacemos, abrimos una puerta a Satanás, quien ronda alrededor de nosotros hambrientamente, buscando devorarnos (vea 1 Pedro 5:8). Quiero compartirle algunos pensamientos que lo ayudarán a estar equilibrado en un área particular de su vida: su imagen de sí mismo. Por supuesto, hay muchos otros aspectos de la vida en los que también debemos mantener el equilibrio, pero quiero enfocarme primero en la autoimagen, porque es un tema fundamental.
Para desarrollar una imagen de sí mismo equilibrada, saludable, centrada en Dios, incorpore los siguientes pensamientos en la manera en que piensa de sí mismo.Sé que Dios me creó y me ama.
Tengo faltas y debilidades, y quiero cambiarlas. Creo que Dios está trabajando en mi vida. Él me está cambiando poco a poco, día a día. Mientras Él sigue trabajando en mí, yo puedo seguir disfrutando de mi vida y de mí misma.
Todos tenemos defectos, así que yo no soy un fracaso simplemente por no ser perfecto.
Estoy trabajando con Dios para vencer mis debilidades, pero comprendo que siempre tendré algo con lo cual tratar. Por lo tanto, no me desalentaré cuando Dios me convenza de que hay áreas de mi vida que necesitan ser mejoradas.
Después de la decepción
Proverbios 13:12 dice que “la esperanza frustrada aflige al corazón”. ¿Qué es la “esperanza frustrada? Yo creo que es lo que llamamos decepción. Estamos decepcionados cuando las cosas no funcionan como esperamos que lo hagan. Llegamos a decepcionarnos cuando tenemos un plan que falla, una esperanza que no se materializa, una meta que no se alcanza. Podemos decepcionarnos por todo, desde un picnic que se suspende porque llueve, hasta la pérdida de un trabajo. Nos decepcionamos porque nuestro nuevo reloj no da la hora correctamente, o cuando el hijo que esperábamos que hiciera las cosas bien, no muestra signos de hacerlo.
Cuando suceden cosas como esas, durante cierto tiempo, experimentamos una decepción que puede llevarnos a una depresión si no la tratamos adecuadamente. Es entonces cuando debemos tomar la decisión de adaptarnos y ajustarnos, adoptar un nuevo enfoque y seguir adelante a pesar de lo que sintamos. Es entonces cuando debemos recordar que tenemos al Más Grande residiendo dentro de nosotros, así que sin importar qué pueda haber pasado para frustrarnos, o cuánto falta para que nuestros sueños y metas lleguen a ser realidad, no nos vamos a rendir solamente por causa de nuestras emociones.
Lamento en gozo!
El Evangelio según San Juan, en el capítulo 1 verso 12, señala: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Nosotros, los que somos hijos de Dios, estamos llenos de Él a rebosar, así que nuestra vida debe ser un ejemplo de una vida llena de entusiasmo. Otras versiones traducen la palabra “potestad” como “derecho” y “privilegio”. Así que, como creyentes en Cristo e hijos de Dios, tenemos la potestad, el derecho y el privilegio de vivir una vida que manifieste la presencia de Dios, en un sentido de gozo palpable.
En el Antiguo Testamento, se nos presenta un pasaje que contiene una simbología e imagen poética maravillosa sobre el carácter de un Dios que quiere que manifestemos su gozo. El profeta Isaías, a la altura del capítulo 61, profetiza la buena noticia de la salvación gloriosa que vendría a Sión. Isaías 61:1-3 lee como sigue: “El espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí, porque me ha ungido Jehová. Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel. a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová y el día de la venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los que están de luto; a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé esplendor en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.
En el Antiguo Testamento, se nos presenta un pasaje que contiene una simbología e imagen poética maravillosa sobre el carácter de un Dios que quiere que manifestemos su gozo. El profeta Isaías, a la altura del capítulo 61, profetiza la buena noticia de la salvación gloriosa que vendría a Sión. Isaías 61:1-3 lee como sigue: “El espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí, porque me ha ungido Jehová. Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel. a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová y el día de la venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los que están de luto; a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé esplendor en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.
Desaliento? no, gracias
En el Salmo 42:5, el salmista está desalentado. El desaliento destruye la esperanza, así que naturalmente el diablo trata de desalentarnos. Sin esperanza, nos rendimos, que es exactamente lo que el diablo quiere que hagamos.
La Biblia nos dice repetidamente que no nos desalentemos ni desmayemos. Dios sabe que no podremos ser victoriosos si estamos desalentados, así que Él nos anima a iniciar un proyecto diciéndonos: “No nos desalentaremos”. Dios quiere que estemos con aliento, no desalentados. Cuando el desaliento o la condenación tratan de abrumarlo, lo primero que debe hacer es examinar su modo de pensar. ¿Qué clase de pensamientos ha estado teniendo? ¿Acaso sonaban como éstos?: “No podré hacerlo, es demasiado difícil. Yo siempre fracaso; siempre pasa lo mismo. Nada cambia nunca. Estoy seguro de que otras personas no tienen tantos problemas para renovar sus mentes. Será mejor que me rinda. Estoy cansado de intentarlo. Oro, pero parece que Dios no me oye. Probablemente, Dios no responde mis oraciones, porque está decepcionado por la manera en que actúo”.¿Confraternizas con Dios o con tus problemas?
Si no quieres ser desolada por el desánimo, entonces no pienses en tus desilusiones. ¿Sabías que tus sentimientos están ligados a tus pensamientos? Si no crees que esto es cierto, solo toma veinte minutos y piensa nada más que en tus problemas. Te aseguro que al final de esos veinte minutos tus sentimientos — y hasta tu semblante — habrán cambiado. Té sentirás deprimida, airada o molesta. Pero tu situación no ha cambiado en lo absoluto.
Por eso es que puedes ir a la iglesia, cantar himnos, escuchar sermones y entonces salir con el mismo espíritu negativo y la misma perspectiva con la que saliste de tu casa. Es porque te sentaste en la iglesia y te pusiste a pensar en tus problemas y no en el Señor.
¿Con quién confraternizas?
¿Confraternizas con Dios o con tus problemas?
Una mañana me levanté con mi mente llena de pensamientos acerca de mis problemas. De repente el Espíritu Santo me habló y supe por el tono de su voz que estaba molesto conmigo. Me dijo: “¿Joyce, vas a confraternizar con tus problemas o conmigo?”. Entonces Él continuó diciéndome lo que le estoy diciendo a usted: No medite en sus desilusiones. A veces eso es un poco difícil entender esto porque el diablo trata fuertemente de hacernos pensar que somos los únicos que tenemos una situación tan difícil. Eso no es verdad.
Una vez alenté a mi hija de gran manera porque me senté con ella y le compartí lo que mi vida había sido desde los dieciocho hasta los veintitrés años de edad. Cuando terminé de hablar ella se sintió bendecida por la vida que había tenido. Como a todos los demás, a ella le habían sucedido cosas inoportunas una que otra vez, pero por años y años mi vida fue un largo y terrible desastre.
Por ejemplo, le dije que para la época en yo tenía dieciocho o diecinueve años de edad me encontré muchas veces sentada en una casa de alojamiento en Oakland, California, tres mil millas lejos de mi casa, sin automóvil, sin televisión, sin teléfono y sin nadie para cuidarme. Le conté que todas las noches me sentaba a escribir poemas tristes y tenía lástima de mí misma. Al día siguiente me levantaba y me iba a trabajar, solo para regresar a lo mismo. “Gracias a Dios que tienes una buena familia, un buen trabajo, un buen hogar y un buen automóvil”, le dije, “porque yo no tuve nada de esas cosas”. Cuando terminé de contarle mi historia, ella se sentía alentada y entusiasmada con sus futuros planes y prospectos.
Por eso es que puedes ir a la iglesia, cantar himnos, escuchar sermones y entonces salir con el mismo espíritu negativo y la misma perspectiva con la que saliste de tu casa. Es porque te sentaste en la iglesia y te pusiste a pensar en tus problemas y no en el Señor.
¿Con quién confraternizas?
¿Confraternizas con Dios o con tus problemas?
Una mañana me levanté con mi mente llena de pensamientos acerca de mis problemas. De repente el Espíritu Santo me habló y supe por el tono de su voz que estaba molesto conmigo. Me dijo: “¿Joyce, vas a confraternizar con tus problemas o conmigo?”. Entonces Él continuó diciéndome lo que le estoy diciendo a usted: No medite en sus desilusiones. A veces eso es un poco difícil entender esto porque el diablo trata fuertemente de hacernos pensar que somos los únicos que tenemos una situación tan difícil. Eso no es verdad.
Una vez alenté a mi hija de gran manera porque me senté con ella y le compartí lo que mi vida había sido desde los dieciocho hasta los veintitrés años de edad. Cuando terminé de hablar ella se sintió bendecida por la vida que había tenido. Como a todos los demás, a ella le habían sucedido cosas inoportunas una que otra vez, pero por años y años mi vida fue un largo y terrible desastre.
Por ejemplo, le dije que para la época en yo tenía dieciocho o diecinueve años de edad me encontré muchas veces sentada en una casa de alojamiento en Oakland, California, tres mil millas lejos de mi casa, sin automóvil, sin televisión, sin teléfono y sin nadie para cuidarme. Le conté que todas las noches me sentaba a escribir poemas tristes y tenía lástima de mí misma. Al día siguiente me levantaba y me iba a trabajar, solo para regresar a lo mismo. “Gracias a Dios que tienes una buena familia, un buen trabajo, un buen hogar y un buen automóvil”, le dije, “porque yo no tuve nada de esas cosas”. Cuando terminé de contarle mi historia, ella se sentía alentada y entusiasmada con sus futuros planes y prospectos.
Tu futuro es hoy
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Me gusta esta frase: ¡El mayor regalo que puedes darle a tu familia y al mundo que te rodea es estar saludable! En esta época se presta mucha atención a la apariencia: qué vistes, cómo está tu cabello, tu maquillaje, el tipo de coche que conduce, la casa donde vive, incluso el tipo de ordenador que tiene. Pero usted puede parecer genial por fuera y estar completamente destrozado por dentro. Eso me pasaba a mí. Cada día me vestía e iba a trabajar y a la iglesia; pero por dentro, mi mente, emociones y actitudes eran un desastre.
La Biblia dice que Jesús vino para darnos salud integral: de espíritu, alma y cuerpo. Quiere sanar cada parte de nosotros, porque Él está “en” la plenitud. Quiere recuperar todo lo que habíamos perdido por el pecado, la ignorancia, los ataques del enemigo y el maltrato de otros. Presta atención: Dios es un Dios de restauración.
Durante años fui cristiana pero no sabía esto. No entendía que Dios se interesaba por mi mente, mis emociones, mis finanzas, mi vida social: cada parte de mí y mi vida entera. Mi actitud era: “Si sólo pudiera atravesar esto y sobrevivir hasta que me vaya al cielo....” Pero Jesús vino a salvar no sólo a los que estaban perdidos, sino también a lo que estaba perdido.
Quiero que entiendas realmente esto: El reino de Dios no es meramente un viaje hacia el cielo. Consiste en que sepas quién eres en Cristo y tengas la justicia de Dios, su paz y su alegría mientras transitamos este viaje aquí en la tierra.
El primer paso hacia la plenitud es simple: Sólo tenemos que ir a Jesús y entregarle nuestro corazón. Él nos toma tal como estamos y comienza a viajar hacia la plenitud con nosotros.
Aunque el principio es simple, el viaje no siempre es fácil. Me doy cuenta de que este mensaje sobre la plenitud no es para timoratos. En obediencia a Dios, deberás hacer cosas que no te apetece hacer, que resultan difíciles; y te sentirás tentada a poner excusas para no hacerlas. Pero cuando desobedecemos a Dios, estamos jugando con nuestro futuro.
¿Midiéndote a ti misma?
Midiéndose a sí mismos y comparándose consigo mismos, carecen de entendimiento.
2 Corintios 10:12 b (NBLH)
¿Alguna vez te comparas con los demás y sientes que no llegas a la altura? Tal vez pienses que no eres tan inteligente, capaz, agradable, o tan piadosa como otras.
Es tan fácil pensar que si hubiéramos tenido más o sabido más, estaríamos seguras. Pero la verdad es que incluso las personas que creen "tenerlo todo" todavía luchan con sentimientos de inseguridad. La Biblia comienza con la historia de una mujer que tenía todo, pero no le fue suficiente (Génesis 2).
¡Eres una hija de Dios!
1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Dios miró desde la eternidad. Él te vio. Vio todo lo que había creado y todo lo que crearía alrededor tuyo. Vio la necesidad específica que estarías destinada a llenar en este mundo. Vio todo el conjunto de rasgos y habilidades que necesitarías para que se cumpliera el propósito de Dios en tu vida. Sabía qué tipo de ambiente sería necesario para que desarrollaras apropiadamente los dones que Él te daría.
Fluir libremente
En los tiempos del Antiguo Testamento, detener los pozos de agua con piedras era una de las armas utilizadas para vencer a los enemigos (vea 2 Reyes 3:19). Nuestro enemigo, el diablo, sigue utilizando hoy esa arma contra nosotros.
Creo que tú y yo nacimos abiertos y libres con capacidad para fluir. Pero con el tiempo, nuestro enemigo, Satanás, viene y comienza a arrojar piedras en el pozo de nuestro ser interior como piedras de abuso, sufrimiento, rechazo, abandono, incomprensión, amargura, resentimiento, autocompasión, venganza, depresión, desesperanza, y la lista continúa. Para cuando nos convertimos en adultos, nuestros pozos están tan llenos de piedras que están obstruidos y ya no fluyen con libertad en nuestro interior. De vez en cuando, podremos sentir un pequeño borboteo en nuestro interior, pero nunca parecemos experimentar la liberación total necesaria para que las aguas de nuestras almas vuelvan a fluir libremente.
Creo que tú y yo nacimos abiertos y libres con capacidad para fluir. Pero con el tiempo, nuestro enemigo, Satanás, viene y comienza a arrojar piedras en el pozo de nuestro ser interior como piedras de abuso, sufrimiento, rechazo, abandono, incomprensión, amargura, resentimiento, autocompasión, venganza, depresión, desesperanza, y la lista continúa. Para cuando nos convertimos en adultos, nuestros pozos están tan llenos de piedras que están obstruidos y ya no fluyen con libertad en nuestro interior. De vez en cuando, podremos sentir un pequeño borboteo en nuestro interior, pero nunca parecemos experimentar la liberación total necesaria para que las aguas de nuestras almas vuelvan a fluir libremente.
Las promesas de Dios no cambian - Un embarazo perdido
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Soy una madre, pero no tengo un niño que abrazar. No puedo presumir de mis primeros pasos del bebé, el primer día de escuela o una graduación. No tengo fotografías. Pero yo soy una madre. Mis hijos están en el cielo.
Mi marido y yo estábamos emocionados cuando nuestro test de embarazo por primera vez daba positivo, después de realizar un tratamiento médico de fertilidad. No podíamos creer nuestra buena suerte. Aunque estaba muy indispuesta durante el primer trimestre, nuestro entusiasmo por este nuevo viaje nunca camiaba.
Vida y muerte
Después de experimentar el crecimiento de mi vientre en mi segundo trimestre, nos sentimos aliviados - aunque un poco abrumados - al descubrir a las 18 semanas que no uno, sino dos pequeños se alojaban allí. Nos abrazamos con entusiasmo ante la noticia, aunque ligeramente atenuado por mis antecedentes. Pero las cosas definitivamente estaban a punto de cambiar.
Justo antes de cumplir las 20 semanas - después de sólo 2 semanas de conocer a nuestros gemelos - nuestro mundo se hizo añicos cuando la fuente se rompió, y entré en la labor de parto. Recuerdo aún las palabras como un eco en mi cabeza, las que oí esa noche
"-Lo siento, no hay nada que podamos hacer. " Mi embarazo había terminado.
Después de perder nuestras dos hijitas- Avery y Sophie - mi vida consistía en hacer lo que necesitaba para sobrevivir. Di vueltas con los brazos vacíos y el corazón vacío. Mi vientre caído y pleno, como también dolor en los pechos son sólo algunos de los recordatorios de los sueños que se habían perdido con tanta rapidez.
A pesar de que yo estaba "funcionando" en el sentido más elemental del término, en los meses siguientes me sentí como si estuviera ahogándome. Nada podía sacarme de esa situación. Yo estaba enojada, confundida y luchando para hacer frente a mi dolor. Me sentí muy sola.
Yo era todavía una mujer, pero el sentimiento de estar incompleta era grande. Justo en esos días, mi marido tenía un compromiso inquebrantable que lo envió a través del país durante seis meses. De esta manera, yo estaba completamente sola.