Eres Mi flor. Te atendí con ternura desde que eras una pequeña semilla. Te regué y te aboné. Estuve a tu lado todos los días de tu vida, cuidándote, proveyendo para tus necesidades y sosteniéndote cuando las cosas se ponían difíciles, cuando el suelo yacía reseco, cuando el sol te abrasaba y cuando los transeúntes pisoteaban tus delicados pétalos y hojas.
Me encanta el color de tus pétalos y la forma en que resplandecen cuando se posa sobre ellos el rocío de Mi amor. Me alegra el corazón verte abrirlos para absorber el sol de Mi amor y la calidez de Mi Espíritu. No dejes de embeberte del agua de Mi Palabra para que tus hojas conserven su verdor y se mantengan lozanas. Sigue abriéndote a la luz y al calor que irradia Mi sol y no dejes de bañarte en Mis rayos para que tus colores y fragancia alegren a los demás. Me lleno de felicidad cuando despides ese dulce perfume que embriaga de alegría a quienes te rodean, que les levanta la moral y les eleva el espíritu. Tienes mucho que entregar, mi pequeña flor.
Tu Rey que te ama ♕