Qué buen plan tuvo Dios al crearnos. "Los creó hombre y mujer, y los bendijo" dice la Biblia. Esa bendición es el nacimiento de la familia. Desde el principio el plan de Dios fue que viviéramos en familia, en amor, tomados de su mano.
Hoy estaba en la iglesia, y miraba a mis tres hijos, alabando a Dios junto a sus cónyuges, y mi corazón estalló de agradecimiento y felicidad. ¡Qué dicha es ser madre y ver que van madurando y tomando buenas decisiones!
Tal vez no siempre sentimos dicha, sino más bien, el camino de ser madre puede tener altibajos. Los hijos son una responsabilidad que llega a la vida de una mujer en un momento a veces muy deseado, pero otras, inesperado. Sin embargo, cuando abrazamos a Dios y ponemos bajo su cuidado a nuestros hijos, El siempre se ocupará de que los hijos sean una bendición.
Invertir en el bienestar espiritual de la familia, es una tarea que no se puede postergar. Dios está sobre todo en el orden de tus prioridades, y en segundo lugar, la familia: el matrimonio y los hijos. Prioriza la relación con tu cónyuge, trabaja en ella, si es una relación ideal, disfrútala, si es una relación difícil, ora y obra, proponte cumplir los mandamientos de Dios para el matrimonio, para que sea restaurado y puedas comer de los frutos de estar tomados de la mano de Dios. Verás que este importantísimo punto traerá bendición a los hijos.
Esfuérzate en tu relación con Dios, como hija, ama y sujétate a tu Padre, de este modo estás enseñando a tus hijos a confiar y amar a Dios, y a ser hijos.
Si aún no lo has hecho, créele al Señor, y verás cómo la dicha de ser madre será una preciosa realidad.