Júbilo significa: “deleite, placer, disfrute, dicha, éxtasis, euforia, felicidad, alegría, emoción, asombro, triunfo y gozo”. El sacrificio de júbilo es el más difícil de ofrecer a Dios. Si usted está deprimido y oprimido por demonios, puede que frunza el ceño ante la palabra júbilo. Quizás le sea más fácil alabar a Dios que darle gracias. Pero cuando estamos tristes o afligidos, atravesando tormentas y dificultades en la vida, o cuando la enfermedad aflige nuestros cuerpos, entonces se convierte en un verdadero sacrificio levantar nuestra voz y ofrecer un sacrificio de júbilo. Pero permítame compartirle un secreto.
La Biblia dice que el gozo del Señor es nuestra fortaleza (Nehemías 8:10). La fortaleza es poder. El poder es una actitud de resistencia emocional. La fortaleza en una capacidad defensiva. La fortaleza es eficacia para lograr el éxito. La fortaleza lo hace a usted superarse progresivamente. Ofrecemos este tipo de sacrificio al cantar melodías, danzar, recitar salmos y declarar en voz alta las cosas que no son como si fueran, sonriendo, riendo, batiendo palmas y regocijándonos en lo que el Señor dice de nosotros.
Mi preciosa madre, que tiene ochenta y tres años y está postrada en cama, quizás no pueda sentarse, caminar ni hacer muchas de las cosas que antes hacía, pero usted se sorprendería si la viera demostrar su alabanza, acción de gracias y júbilo. Su hombre interior es fuerte y seguro. Su mente no sufre de Alzheimer. No puede oír muy bien, pero cuando alguien entra a su habitación sus manos se levantan al cielo en sacrificio de júbilo. Todo aquel que la visita recibe una gran sonrisa, una bendición, una palabra de aliento y canciones de hace muchos años.
Todas las mañanas siento la bondad de Dios invadir mi atmósfera. Mi hogar tiene paz. La sanidad recibe a cada visitante. Dios es un Padre misericordioso y desea bendecirlo a usted plenamente. Es por su gracia (amabilidad, bendición, misericordia, generosidad y favor divino) que recibimos todas las cosas buenas. La gracia es un don. Dios desea nuestro amor. Él quiere amarnos apasionadamente. Entre más nos acerquemos al Espíritu Santo, más aprenderemos a amar a Dios con todo nuestro corazón. Dios Padre quiere regarnos con una lluvia de sanidades y bendiciones milagrosas.
Extracto tomado del libro Satanás ¡mi milagro no es tuyo! por Iris Delgado.