Recuerda siempre que no tienes lucha contra sangre y carne. Si quieres vencer y ser victoriosa sobre los principados y potestades, aprende a prepararte en mi armadura. Abróchate mi cinturón de verdad en tu cintura, y ponte mi coraza de justicia. Afirma tus pies con el apresto del evangelio de la paz. Cuando te prepares para avanzar en la batalla contra Satanás y sus fuerzas demoníacas, toma el escudo de la fe, para poder apagar todos los dardos de fuego que el maligno y todo su ejército te disparen.
Ponte mi yelmo de salvación en la cabeza, y toma la espada de mi Espíritu, mi Palabra, en tus manos. Sobre todo, acude a mí continuamente, en cada circunstancia que afrontes, con tus peticiones de mi ayuda. Nuestra comunión continua te hará victoriosa en cada confrontación demoníaca con el enemigo.
Efesios 6:12-18; Salmos 144:1-2
Declaración en oración
He muerto a mi naturaleza pecaminosa porque Dios me ha hecho vivir con Cristo. Debido al sacrificio de su Hijo, Dios ha perdonado todos mis pecados, los ha clavado en la cruz del calvario. Él ha desarmado a las potestades y autoridades demoníacas y me ha hecho triunfar sobre ellos por la obra de su Hijo en la cruz.