Yo te planté, como vid selecta, con semilla genuina.
Jer 2:21
Mujer: eres una semilla genuina, como dice la palabra en Jeremias 2:21, no hay otra igual a ti, tú eres especial, Dios te formó en el vientre de tu madre con un propósito especial, eres la sal que necesita tu familia, tus vecinos, tus amigos, compañeros de trabajo, etc. Jesús ha sazonado tu vida con su presencia y eso por consiguiente ha hecho que tu seas sal y luz en este mundo.
Jesús te dice en Mateo 13:37 que El te sembró como "buena semilla" La buena semilla somos los hijos del reino, los que no andamos conforme a la carne sino conforme al espiritu, los que se dejan usar por Dios para traer respiro y liberacion en el lugar donde se encuentren. Nosotras no somos mala hierba, no somos usadas para los planes del maligno. Nosotras somos la buena semilla, que da frutos dignos de arrepentimiento, la buena semilla que decide morir al "yo" para llevar mucho fruto, la buena semilla que da fruto al ciento, al seseta y al treinta por uno. Jesús nos quiere usar a ti y a mi para traer amor, restauración, perdón, sanidad, liberación, a las personas que están a nuestro alrededor. Nosotras somos semillas que vamos, estamos y servimos en terrenos fértiles. No somos de la semilla que anda envuelta en las piedras (chismes, envidias, altanería, glotonería, etc) tampoco somos de la semilla que cae junto al camino, es decir la semilla que no entra de lleno a una relación íntima con Dios, no estamos junto al camino, estamos en El Camino, Jesucristo es el Camino y la Verdad y la Vida, por eso podemos dar fruto, porque separadas de El nada podemos hacer, El es la Vid y nosotras somos los pámpanos. En Mateo 13:8 dice que las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado. Mateo 13:37-38—El que sembró la buena semilla es el Hijo del hombre —les respondió Jesús—El campo es el mundo, y la buena semilla representa a los hijos del reino. La mala hierba son los hijos del maligno.
Nosotras no practicamos el pecado porque la semilla de Dios permanece en nosotras, esa semilla es mi amado Jeuscristo (1 Juan 3:9) Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios.
Cuando Dios hizo las plantas en el Principio les dijo:
Génesis 1:11Y dijo Dios: «¡Que haya vegetación sobre la tierra; que ésta produzca hierbas que den semilla, y árboles que den su fruto con semilla, todos según su especie!» Y así sucedió.
Génesis 1:12Comenzó a brotar la vegetación: hierbas que dan semilla, y árboles que dan su fruto con semilla, todos según su especie. Y Dios consideró que esto era bueno.
El les dio la orden y dice la Palabra que así sucedió, quiere decir que las hierbas le obedecieron! cuánto más tú y yo vamos a obedecer a nuestro Padre, que da semilla al que siembra y pan al que come, El multiplicará nuestra sementera.
Cada semilla en sí misma tiene potencial para fructificar y multiplicarse, tú y yo mujer tenemos potencial para multiplicarnos y fructificar, en lo natural y en lo espiritual, tenemos la Simiente sobre nuestras vidas, Dios nos hizo con virtudes, con capacidades, y además, Él nos regala dones porque Jesucristo llevó cautiva la cautividad y dio dones a la humanidad. ...
Me deleito mucho en el Señor; me regocijo en mi Dios. Porque él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia. Soy semejante a un novio que luce su diadema, o una novia adornada con sus joyas. Porque así como la tierra hace que broten los retoños, y el huerto hace que germinen las semillas, así el Señor omnipotente hará que broten la justicia y la alabanza ante todas las naciones.
Isaias 61:10-11