Cuántas veces sufrimos por lo que nos hizo alguna persona, nos decepcionaron, nos lastimaron y guardamos en ese recuerdo de dolor el temor de que nos vuelvan a lastimar y hasta el rencor contra quien nos hirió.
Lo mejor para aliviar nuestra alma, tal vez después de derramar lágrimas y poder enfocarnos, es perdonar. El perdón libera.