El fracaso es parte de nuestra vida.
Albert Einstein dijo: ‘La persona que jamás ha cometido un error nunca ha intentado nada.’
En la vida, a veces ganamos y a veces aprendemos. Cada error o fracaso es una oportunidad para crecer y aprender y, si comprendemos que así nunca perdemos, porque sólo ganamos o aprendemos, entonces, las dos cosas se vuelven igual de importantes y valen la pena.
Pero si tenemos un espíritu incorrecto en cuanto al fracaso, decidiremos culpabilizar e inventar excusas y, nuestros errores se convertirán en la culpa ‘del otro’. Y aún así, aunque un fracaso sea culpa de otro, deberíamos tomar responsabilizad por ello, ya que muchas veces, ese fracaso es porque nosotros hemos tomado ciertas decisiones que han colocado a esa persona en una posición donde podía hacer que nosotros fracasáramos.
»El que corrige al burlón se gana que lo insulten; el que reprende al malvado se gana su desprecio. No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte; reprende al sabio, y te amará. Instruye al sabio, y se hará más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber. »El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor ; conocer al Santo es tener discernimiento. Por mí aumentarán tus días; muchos años de vida te serán añadidos. Si eres sabio, tu premio será tu sabiduría; si eres insolente, sólo tú lo sufrirás.»
Pr 9:7-12 NVI
Tú, entonces, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú, ¿por qué lo menosprecias? ¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios! Está escrito: «Tan cierto como que yo vivo —dice el Señor—, ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios.» Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios. Ro. 14:10-12
Vive responsablemente.
Cuando conduzco mi moto, soy muy consciente de que no hay muchas segundas oportunidades. Eso significa que conduzco diferente. No espero que el otro conductor me deje pasar o haga lo correcto o me haya visto. Tengo que tomar responsabilidad personal por mis acciones, especialmente cuando mi vida es la que está en juego.
Creo que así es cómo debemos vivir nuestras vidas. En vez de dar a los demás poder sobre nuestros éxitos y fracasos, tomemos responsabilidad sobre nuestras vidas. Si yo tuviera un accidente de moto, aunque el otro tuviera la culpa y le multasen a él, esa multa no me ayudaría en nada. Ese mismo principio se aplica a cada área de la vida.
Si tú vives responsablemente, lo peor que te puede pasar es que aprenderás de tus errores. Una cosa es cometer errores y otra cosa muy diferente es cometer los mismos errores vez tras vez porque no queremos aprender. Ten un espíritu correcto también en tus errores y fracasos. Dios exalta al corazón humilde.
ORACIÓN: Querido Dios, enséñame humildad. Cuando tropiece, oro que tenga el espíritu correcto para arreglar mis defectos y aprender de ellos. Dame un corazón que busque ser responsable y enséñame qué es la santidad.