A veces no tenemos conciencia del poder que tienen las palabras, tanto para alegrar el alma, como así también para herirla.
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Proverbios dice que la respuesta blanda quita la ira.
Esto no es hablar calmadamente pero insultando, o sobrando a la persona con la cual discutimos. Acá hace referencia a las palabras amables, es decir con palabras agradables que sean de afecto hacia la otra persona.
Estas palabras son las que van a edificar, van a sumar, van a sanar, van a reconfortar y por sobre todo vana unir.
Si lo pensamos un poco, muchas veces nos encontramos diciendo palabras que realmente sobran y nos alejan de las personas que más queremos.
Me ha pasado que si pido algo de mala manera, por más veces que lo reitere, pareciera que entra por un oído y salen por el otro. Esas palabras sólo causan enojo y malestar. Y nada cambia.
Hoy podemos reflexionar en la forma en que nos estamos comunicando. Tomemos conciencia de lo que decimos y cómo lo decimos, pongamos a prueba la palabra y vamos a notar la diferencia.
Acá te dejo algunos versículos del Proverbios 15, con muchos consejos útiles para nuestra vida sobre la forma de comunicarnos con él y con los que nos rodean:
La respuesta amable calma el enojo,
pero la agresiva echa leña al fuego.
La lengua de los sabios destila conocimiento;
la boca de los necios escupe necedades.
Los ojos del Señor están en todo lugar,
vigilando a los buenos y a los malos.
La lengua que brinda consuelo es árbol de vida;
la lengua insidiosa deprime el espíritu.
El necio desdeña la corrección de su padre;
el que la acepta demuestra prudencia.
En la casa del justo hay gran abundancia;
en las ganancias del malvado, grandes problemas.
Los labios de los sabios esparcen conocimiento;
el corazón de los necios ni piensa en ello.
El Señor aborrece las ofrendas de los malvados,
pero se complace en la oración de los justos.
El Señor aborrece el camino de los malvados,
pero ama a quienes siguen la justicia.
El corazón entendido va tras el conocimiento;
la boca de los necios se nutre de tonterías.
El que es iracundo provoca contiendas;
el que es paciente las apacigua.
El hijo sabio alegra a su padre;
el hijo necio menosprecia a su madre.
Al necio le divierte su falta de juicio;
el entendido endereza sus propios pasos.
Cuando falta el consejo, fracasan los planes;
cuando abunda el consejo, prosperan.
Es muy grato dar la respuesta adecuada,
y más grato aún cuando es oportuna.
El sabio sube por el sendero de vida,
para librarse de caer en el sepulcro.
El corazón del justo medita sus respuestas,
pero la boca del malvado rebosa de maldad.
El Señor se mantiene lejos de los impíos,
pero escucha las oraciones de los justos.
El que atiende a la crítica edificante
habitará entre los sabios.
Rechazar la corrección es despreciarse a sí mismo;
atender a la reprensión es ganar entendimiento.
El temor del Señor es corrección y sabiduría;
la humildad precede a la honra.
pero la agresiva echa leña al fuego.
La lengua de los sabios destila conocimiento;
la boca de los necios escupe necedades.
Los ojos del Señor están en todo lugar,
vigilando a los buenos y a los malos.
La lengua que brinda consuelo es árbol de vida;
la lengua insidiosa deprime el espíritu.
El necio desdeña la corrección de su padre;
el que la acepta demuestra prudencia.
En la casa del justo hay gran abundancia;
en las ganancias del malvado, grandes problemas.
Los labios de los sabios esparcen conocimiento;
el corazón de los necios ni piensa en ello.
El Señor aborrece las ofrendas de los malvados,
pero se complace en la oración de los justos.
El Señor aborrece el camino de los malvados,
pero ama a quienes siguen la justicia.
El corazón entendido va tras el conocimiento;
la boca de los necios se nutre de tonterías.
El que es iracundo provoca contiendas;
el que es paciente las apacigua.
El hijo sabio alegra a su padre;
el hijo necio menosprecia a su madre.
Al necio le divierte su falta de juicio;
el entendido endereza sus propios pasos.
Cuando falta el consejo, fracasan los planes;
cuando abunda el consejo, prosperan.
Es muy grato dar la respuesta adecuada,
y más grato aún cuando es oportuna.
El sabio sube por el sendero de vida,
para librarse de caer en el sepulcro.
El corazón del justo medita sus respuestas,
pero la boca del malvado rebosa de maldad.
El Señor se mantiene lejos de los impíos,
pero escucha las oraciones de los justos.
El que atiende a la crítica edificante
habitará entre los sabios.
Rechazar la corrección es despreciarse a sí mismo;
atender a la reprensión es ganar entendimiento.
El temor del Señor es corrección y sabiduría;
la humildad precede a la honra.