No sé qué forma específica podrán tomar sus desafíos, pero sé que tendrán como propósito fortalecerlo, desarrollar su carácter, lograr que persevere, santificarlo, purificarlo, enseñarle las lecciones únicas del sufrimiento, los beneficios y las disciplinas del sacrificio, y hacer de usted una mejor persona. Puede encogerse mientras piensa en estas cosas, pero si realmente desea realizar todo su potencial, debe estar preparado para pasar por ellas.
He pasado muchas pruebas y dificultades. He afrontado la soledad, los obstáculos y la persecución. Ha habido ocasiones en que quise rendirme y, en esos momentos, Dios solía colocar en mi vida a alguien que particularmente no me gustaba o a quien no quería tratar. Ahora sé que Él ubicó a esas personas cerca de mí porque yo las necesitaba. Las usó como la lija que necesitaba para suavizar mis áreas ásperas.
¿Ha colocado Dios a alguien o algo en su vida como una lija? Puede sentir esa situación como una inundación o un fuego para usted, pero está sirviendo a un gran propósito, y Dios va a llevarlo a través de esa dificultad hacia el otro lado. La va a usar para fortalecerlo, cambiarlo y avanzar hacia el propósito de su vida.
Dios debe hacernos atravesar cosas difíciles porque tiene que cambiarnos para usarnos. Debemos ser transformados a semejanza de Cristo en nuestro carácter; debemos seguir su ejemplo y andar en sus caminos. Los dones nos son dados por Dios, pero el fruto y el carácter piadoso debemos desarrollarlos.
Luché con el proceso de cambio durante largo tiempo, pero al fin me di cuenta de que no iba a conseguir que Dios hiciera las cosas a mi manera. Él no quería oír un argumento de mi parte; quería oír: “Sí, Señor. Sea hecha tu voluntad”.
Siempre enfrentaremos obstáculos y dificultades —“inundaciones y fuegos”—mientras Dios continúa fortaleciéndonos y preparándonos para ser usados en su servicio de maneras cada vez mayores. Deberíamos ser sabios para calmarnos y tratar con los desafíos que Él coloca delante de nosotros. Sean cuales fueren, si los aceptamos como su manera de entrenarnos y nos sometemos a su voluntad, no nos estancaremos, sino que avanzaremos hacia la victoria.
—Tomado de La Biblia de la vida diaria, de Joyce Meyer.