"Y a aquel que es capaz de hacer muchísimo más que todo lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros ..." Efesios 3:20 (NVI)
Veintidos mil mujeres se sentaban en el borde de sus asientos, cuando la conferencista de pie en el centro del escenario preguntó: "¿Quieres tener un insaciable amor por Jesús?" Sus palabras quedaron flotando en el aire. Entonces ella respondió: "Orar. Si quieres un amor insaciable de Jesús, tienes que orar."
Luchando por encontrar mi pluma y luchando para deletrear la palabra insaciable, escribí estas palabras simples pero poderosas en mi cuaderno de notas de la conferencia. Las palabras picaron mi corazón. A medida que salían de sus labios, sabía que esto era un amor por Jesús que no tenía.
Lo que tenía era: ser miembro de una iglesia, un montón de servicio para la iglesia, y alguna clase de amor. Pero desde que Jesús era mi Salvador, algo faltaba.
Me di cuenta de que había pedido a Jesús que sea mi Salvador, pero no le permití ser mi Señor. Lo amaba por lo que hizo, pero no por ser quien era. A los 34 años, tenía ganas de clamar esta oración. Pero me preguntaba, "¿Qué pensará Dios de mí?"
El servicio a Él había sido mi vida. La dedicación a mi iglesia era primordial. Pero ¿el amor? ¿Cómo no voy a amar a Jesús? Ciertamente Él estaría poco dispuesto a escuchar esta oración elemental de una mujer adulta que había sido una gran cristiana en su vida.
Mis pensamientos estaban equivocados. Era una oración que Dios quería que hiciera para responder mucho más abundantemente de lo que podía pensar o imaginar. ¡Él quería que yo tuviera un amor insaciable por Él!
El desafío de la conferencista de ese día se convirtió en un estilo de vida en la oración para mí. Con el tiempo el vacío de mi corazón estaba lleno de un amor por Jesús que nunca había conocido. Mi corazón no sólo lo elogió por lo que había hecho en mi vida, pero ahora lo amaba por ser quien era: mi Señor.
Mi obediencia y el servicio comenzaron a fluir de un corazón de amor en lugar del deber. Las mentiras que una vez dieron forma a mi vida y los sentimientos negativos acerca de mí misma fueron hecho pedazos por la honestidad y el poder de Su Palabra. La seguridad de saber que Él es el Señor me dio lo que yo había estado buscando toda mi vida. Encontré la libertad de saber quién soy y el coraje para vivir como es la verdad.
La promesa y el poder del versículo clave de hoy se mostró fiel en mi vida, cambiándome para siempre. Hoy, quiero desafiarte e invitarte a que hagas lo mismo. ¿Quieres amar a Jesús con un amor insaciable?
Humíllarte ante el Señor y pídele que te ayude a amarlo. Él te dará mucho más abundantemente de lo que puedas imaginar. Con el tiempo, el vacío de su corazón se llena de un amor por Jesús que nunca habías conocido. Tu corazón lo alabará por lo que ha hecho y por ser quien es -tu Señor. Si lo deseas, orar conmigo esta oración:
Querido Señor, quiero amarte con un amor insaciable. Responde a mi oración, muchísimo más de lo que pueda pensar o imaginar. En el Nombre de Jesús, Amén.
Versículos para recordar:
Salmo 54:2, Escucha mi oración, oh Dios, presta oído a las palabras de mi boca. (NVI 1984)
Salmo 69:13 Pero yo, Señor, te imploro en el tiempo de tu buena voluntad. Por tu gran amor, oh Dios, respóndeme; por tu fidelidad, sálvame. (NVI)
Romanos 8:26, "De la misma manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos lo que debemos pedir, pero los gemidos del Espíritu mismo intercede por nosotros a través de sin palabras." (NVI)
© 2011 por Wendy Pope