Tú y yo tenemos antecedentes similares. Yo había tenido una vida difícil, y mi corazón estaba endurecido por esa causa. Sufrí muchos años de abuso. Construí paredes invisibles a mi alrededor, y decidí que la gente no podría herirme si no la dejaba entrar a mi vida.
Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, Él toma nuestro viejo corazón endurecido y nos da a cambio su corazón (vea Ezequiel 36:26, 27). El nuevo corazón que Dios nos da es uno que desea amar y relacionarse con las personas. Generalmente lleva tiempo, y atravesamos un proceso de cambio antes de que nuestras acciones y nuestra conducta se pongan al nivel de nuestro nuevo corazón, pero Dios nos da nuevos deseos. Nos da un corazón para obedecerle, y, por esta razón, ya no podemos sentirnos cómodos con el pecado. Todavía pecamos, pero ya no queremos hacerlo. Nuestra conciencia se molesta cuando vamos contra Dios y su Palabra. Nuestro nuevo corazón lucha contra la carne; los dos están continuamente oponiéndose el uno al otro. Pero gracias a Dios, poco a poco le vamos sometiendo las áreas de nuestra vida, y, a medida que lo hacemos, nuestra conducta cambia para ponerse de acuerdo con nuestro nuevo corazón.
Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, Él toma nuestro viejo corazón endurecido y nos da a cambio su corazón (vea Ezequiel 36:26, 27). El nuevo corazón que Dios nos da es uno que desea amar y relacionarse con las personas. Generalmente lleva tiempo, y atravesamos un proceso de cambio antes de que nuestras acciones y nuestra conducta se pongan al nivel de nuestro nuevo corazón, pero Dios nos da nuevos deseos. Nos da un corazón para obedecerle, y, por esta razón, ya no podemos sentirnos cómodos con el pecado. Todavía pecamos, pero ya no queremos hacerlo. Nuestra conciencia se molesta cuando vamos contra Dios y su Palabra. Nuestro nuevo corazón lucha contra la carne; los dos están continuamente oponiéndose el uno al otro. Pero gracias a Dios, poco a poco le vamos sometiendo las áreas de nuestra vida, y, a medida que lo hacemos, nuestra conducta cambia para ponerse de acuerdo con nuestro nuevo corazón.