"Guíame en tu verdad y enséñame. Enséñame tus caminos, oh Señor." Estas son las palabras de consuelo que encontramos en el Salmo 25. Nunca estamos sin dirección, sabiduría y liberación.
Incluso cuando sentimos que hemos perdido nuestro camino, que el camino es demasiado largo, o que el camino tiene demasiadas vueltas, Dios provee cada paso y siempre revela la manera correcta.