"¡Qué lío!", seguíamos diciendo los dos una y otra vez mientras alzábamos los brazos al aire. Mi esposo y yo habíamos pasado todo el día repasando cajas viejas llenas de cosas que habíamos almacenado durante los años. Habíamos apartado varios días para limpiar nuestros armarios y trasteros. Encontramos una cantidad innumerable de cosas que habíamos olvidado que teníamos. ¿Tienes algunas cajas como esas, que crees que sabes lo que contienen, pero que luego realmente no es así? La mayoría de nosotros tenemos muchas de ellas.
En esas cajas encontramos viejas revistas, anuarios, antiguas cintas de casete, fotografías y recuerdos. Muchas habían acumulado un olor a humedad que viene de años de estar almacenadas. Luego llegamos a las cajas de cosas que habíamos guardado desde nuestros primeros años juntos de matrimonio y ministerio. Tras horas de ordenar, lo encontré. Era un trozo de papel de un tiempo en nuestras vidas en que parecía que nuestros sueños de futuro se estaban derrumbando uno por uno. Era una lista de oración que hicimos los dos, gran parte de lo cual parecía muy poco probable. Algunas de las cosas en la lista eran necesidades inmediatas que existían en ese tiempo, mientras que otras eran sueños más grandes y cosas que estábamos pidiendo que Dios hiciera en los años venideros, mucho de lo cual necesitaría un milagro total para poder lograrlo.