En esa hora no conversábamos de otras cosas, solamente orábamos unas por otras, y por nuestras familias. Fue un tiempo donde conocí que la internet podía unir a las personas en una dimensión espiritual, y ser útil para aliviar,
consolar, dar esperanza y hacer algo a favor de los demás.
Muchas contaban sus alegrías al ver que las peticiones eran respondidas, y cómo habían experimentado paz y fe al continuar la oración por este medio.
La mayoría de mis amigas con quienes chateábamos orando, éramos solamente conocidas de manera virtual. Una tarde conocí a Mirta. Ella me abrazaba y daba gracias a Dios por todo lo que significaba esta red de amigas cristianas. La conocí en un centro de salud donde ella iba a atenderse por su cáncer de pecho. Me abrazó y oró por mi, y me dijo: no sabes cuánto bien me hace la oración por chat.
Cuando leí esta noticia, una sonrisa se dibujó en mi rostro y pensé: Qué bueno que la ciencia descubra lo que nosotras ya venimos experimentando de la mano de Dios.
Aquí la noticia:
De acuerdo a un estudio realizado en El Centro de excelencia y comunicación de Cáncer de investigaciones de la Universidad de Wisconsin-Madison a pacientes con cáncer de pecho, se encontró que orar con un grupo de apoyo a través de internet ayudó a las pacientes con cáncer de pecho a experimentar menos stress, tener menos niveles de emociones negativas y experimentar un mayor bienestar personal. Adicionalmente a esto creer en vida después de la muerte redujo en las pacientes el temor a la muerte.
Fuente: PsychoOnlogy.