Sin el genuino tipo de amor divino, los matrimonios de hoy corren riesgo extremo. Amor genuino significa un tipo de amor franco, honrado, sincero, sencillo, puro, real y sin pretensiones. Cristo Jesús, modela ese tipo de amor por nosotros. El amor de Cristo en nosotros es el superpegamento que mantiene unido y satisfecho al matrimonio.
A veces pienso en eso y me doy cuenta de lo superficiales que son nuestras expresiones de amor con nuestras parejas. Creemos que al decir: “Te amo, cariño”, cubrimos todo el significado del verdadero amor. Salomón utiliza expresiones románticas que nos dejan carentes de expresión.
¡La voz de mi amado! He aquí él viene Saltando sobre los montes, Brincando sobre los collados. Mi amado es semejante al corzo, O al cervatillo. Heló aquí, está tras nuestra pared, Mirando por las ventanas, Atisbando por las celosías. Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía, Hermosa mía, y ven. (Cantar de los cantares 2:8-10).
Usted puede decir: “Ah, esto es poesía al máximo”. En realidad, creo que el lenguaje del amor es poético, simplemente no nos tomamos el tiempo para practicarlo y salir con algunas frases genuinas y originales que nos dejen deslumbrados. Mientras escribía esto, intenté una frase diferente con mi marido: “Te amo, mi amante hermoso, quiero pasear contigo”. Sus ojos se agrandaron como unos platos, me dio una gran sonrisa y me dijo: “¡Estoy listo! ¿A dónde vamos?” Esta es una manera de despertar una relación aburrida.
Los matrimonios de hoy en día, especialmente los más jóvenes, están tan absortos en sus trabajos y en el mundo de las redes sociales y el entretenimiento a través de los medios de comunicación que les queda poco tiempo o paciencia para nutrir la relación, y aun menos para pasar tiempo valioso con los hijos. Me sentí inmensamente feliz al ver el anuncio de mi hija en Facebook asesorando a otras parejas en su reciente decimocuarto aniversario de bodas: “Hoy celebré el decimocuarto aniversario de bodas con mi cariñito. No te rindas en tus relaciones. Recuerda los sentimientos tipo ‘loco de amor’ con los que comenzaste, y haz lo que sea necesario para mantenerlos o pídele a Dios que te ayude a recuperarlos. Dios es nuestro pegamento. ¡Todo lo que vale la pena!”
Ahora bien, ese es un consejo impresionante para cualquier pareja en cualquier etapa de su matrimonio. Sin demostraciones de amor en un matrimonio, la vida es como un frío día nublado.
El amor es afecto, ternura, deseo, intimidad, amabilidad, entusiasmo y mucho más. Los matrimonios de hoy se enfrentan a una tremenda oposición de las fuerzas del mal. Pero recuerde que si usted pertenece a Dios, tiene una cobertura sobrenatural y un poder espiritual impresionante a su disposición. Conviértalo en un refugio seguro para todas sus pasiones y las necesidades del matrimonio. Ponga a Dios primero en su vida, y todas las cosas buenas le serán añadidas (Lucas 12:31).
- Del libro Satanás, ¡mi matrimonio no es tuyo! por Iris Delgado.