Desde sus primeros días de vida, los bebés lloran en francés, inglés o español, ya que el llanto de los recién nacidos lleva la impronta del idioma de sus padres, según un estudio publicado hoy en la edición digital de "Current Biology". Los bebés captan elementos de lo que será su idioma materno ya en el vientre de su madre, mucho antes de sus primeros balbuceos.
"El hallazgo más espectacular de este estudio es que los neonatos humanos no sólo son capaces de reproducir distintos tonos cuando lloran, sino que prefieren las pautas sonoras típicas del idioma que han oído durante su vida fetal, en el último trimestre de gestación", señala una de las autoras del estudio, Kathleen Wermke, de la universidad alemana de Würzburg.
Según Wermke, contrariamente a lo que indican las interpretaciones más ortodoxas, estos datos subrayan la importancia del llanto para el futuro desarrollo del lenguaje. El equipo de Wermke grabó y analizó el llanto de 60 recién nacidos sanos, 30 de ellos de familias francófonas y los otros 30 de familias germanófonas, entre 3 y 5 días después de su alumbramiento. El análisis reveló claras diferencias, basadas en el idioma materno.
En el experimento, los bebés franceses tendieron a llorar en un tono ascendente, mientras que los alemanes lo hicieron en un tono descendente, unas diferencias características entre los dos idiomas, explicó Wermke.
Estos resultados demuestran el impacto temprano del idioma nativo, según los investigadores.
Estudios anteriores habían demostrado que los fetos humanos son capaces de memorizar sonidos del mundo externo ya en el último trimestre de gestación.
Pero aunque se sabía que la exposición prenatal al idioma materno influye en la percepción de los recién nacidos, se pensaba que sus efectos sobre la pronunciación de sonidos se daban de forma mucho más tardía.
Los recién nacidos prefieren la voz de su madre a todas las demás, perciben el contenido emocional de los mensajes que les envía mediante la entonación, y sienten una fuerte motivación de imitarla para atraerla y crear lazos afectivos, según el estudio.
Y la entonación de la madre es el único aspecto del lenguaje que son capaces de imitar, lo que explicaría los resultados del estudio.
Hasta aquí la noticia. Al leerla, surgen algunas ideas para reflexionar. En primer lugar, consideremos qué importante es hablarles la Palabra de Dios amorosamente a nuestro hijo desde el mismo momento en que sabemos que lo hemos concebido. Dice la Biblia en Deuteronomio 6:5-9 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.
Un segundo aspecto para tener en cuenta es la forma en que hablamos. Prestemos atención a los siguientes consejos:
Colosenses 4:6 Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.
Efesios 5:19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
Colosenses 3:16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.
Noticia Agencia EFE