El hombre hace proyectos en su corazón, pero el Señor pone la respuesta en sus labios.
El hombre piensa que todos sus caminos son puros, pero el Señor pesa los corazones.
Encomienda tus obras al Señor, y se realizarán tus proyectos.
El Señor lo hizo todo con un fin, incluso al malvado, para el día nefasto.
El corazón altanero es abominable para el Señor, tarde o temprano no quedará impune.
Por la bondad y la fidelidad se expían las faltas, y con el temor del Señor se evita el mal.
Cuando el Señor se complace en la conducta de un hombre, lo reconcilia hasta con sus mismos enemigos.
Más vale poco con justicia que abundantes ganancias con injusticia.
El corazón del hombre se fija un trayecto, pero el Señor asegura sus pasos.
Pr 16:1-9
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