Había una vez un hombre que se casó con la mujer de sus sueños. Con su amor,
ambos crearon una niñita, una pequeña radiante y alegre, a quien el gran
hombre amaba mucho.
Cuando ella era muy pequeña, él solía levantarla, entonaba una melodía y
bailaba con ella por la habitación, diciéndole:
—Te amo, mi niña.
La niñita fue creciendo, y el hombre la abrazaba y le decía:
—Te amo, mi niña.
Ella se enfurruñaba y decía:
—Ya no soy una niña.
Entonces el hombre se reía, diciendo:
—Para mí, tú siempre serás mi niña.
ambos crearon una niñita, una pequeña radiante y alegre, a quien el gran
hombre amaba mucho.
Cuando ella era muy pequeña, él solía levantarla, entonaba una melodía y
bailaba con ella por la habitación, diciéndole:
—Te amo, mi niña.
La niñita fue creciendo, y el hombre la abrazaba y le decía:
—Te amo, mi niña.
Ella se enfurruñaba y decía:
—Ya no soy una niña.
Entonces el hombre se reía, diciendo:
—Para mí, tú siempre serás mi niña.