La culpa y la condenación son problemas mayores para muchos creyentes.
El mayor deleite de Satanás es cuando puede hacernos sentir mal acerca de nosotros mismos. Nunca nos dice cuán lejos hemos llegado, sino solamente nos recuerda cuánto nos falta todavía.
Cuando el enemigo me ataca, digo; “No estoy donde debo estar, pero gracias a Dios que no estoy donde estaba antes. Estoy bien, y estoy avanzando”.
Como David, tenemos que aprender a animarnos en el Señor (1 Samuel 30:6). Nadie ha llegado al estado de perfección. No podemos perfeccionarnos; la santificación (santidad) es trabajo del Espíritu de Dios, y se desenvuelve en nuestras vidas como un proceso.
La Biblia enseña que podemos tener el perdón completo por nuestros pecados (libertad total de la condenación) por la sangre de Jesucristo. Tenemos que decidir si Jesús hizo un trabajo completo o no. No tenemos que agregar nuestra culpa para mejorar su sacrificio. ÉL es más que suficiente.