El matrimonio es una PAREJA, somos dos. El matrimonio se elige. Entonces, los temas son de a dos. Tenemos un propósito JUNTOS.
Hay un viejo chiste sobre un error vergonzoso en el aula de clase: el maestro pregunta “¿Cuál es la palabra para describir a un hombre que permanece casado con una mujer?” Un niño responde: “Monotonía”. ¡Ah!
Una bella ceremonia, dos anillos costosos y un certificado de matrimonio no son suficientes para mantener a los dos cónyuges comprometidos uno a otro. Ni siquiera el gran rey David pudo mantener sus ojos (y sus manos) lejos de Betsabé. Dios hizo que se pusieran por escrito los sórdidos detalles del fraude, el adulterio, la mentira y el asesinato que cometió David para que aprendamos la lección. El momentáneo destello de emoción le dio paso a meses y años de desdicha y también le hizo daño a la vida de muchas otras personas.
Bebe el agua de tu propio pozo, el agua que fluye de tu propio manantial.
Proverbios 5:15 NVI
La infidelidad sexual, emocional... hay un dicho que dice que "De la muerte y de los cuernos nadie se salva". Esto no es verdad. No es nada divertida la infidelidad. Después de una infidelidad, el matrimonio NO es el mismo. Volver a construir la confianza, ese sello, ese compromiso del día en que celebró el matrimonio se rompe. Tenemos en Desafio de vencer a la rutina y a la intolerancia con el amor.
Jesús mismo enseñó que el propósito original (y actual) de Dios para el matrimonio es que lo que él unió no lo separe nadie. Un hombre y una mujer hasta que la muerte los separe sigue siendo su promesa para una vida feliz. Proverbios 5:15 lo dice así: “Bebe el agua de tu propia cisterna, los raudales de tu propio pozo”.
Eclesiastés 4:12
Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
Alguien que está solo puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres, porque una cuerda triple no se corta fácilmente.
El cordón simboliza la unión junto con Dios. Ahora bien, comenzamos separados. Es como si tomáramos tres cintas y las uniéramos de alguna manera. Dos de las cintas, simbolizan a los esposos, cada uno viene con sus creencias, sus costumbres. Luego se unen, y comienzan a desarrollar sus propias creencias. Pero a veces, muchas veces, aparecen los chispazos. Necesitamos un AMOR responsable y ausente de todo egoísmo. Debemos abundar en el fruto del Espíritu Santo. Eso simplifica desavenencias y discusiones.
¿Vives así? Podríamos intentarlo y ver los frutos de los consejos de Dios en nuestro matrimonio.