A través de nuestras relaciones con la familia, amigos, compañeros de trabajo y otros, formamos nuestro sentido de individualidad y encontramos nuestro lugar en el mosaico de la vida. Cuando la necesidad de afecto y compañerismo se ve insatisfecha,
nos inquietamos, nos sentimos infelices... solitarias.
La soledad y el sentimiento de no ser amada es una de las más difíciles condiciones que una persona tiene que afrontar. No es un sentimiento "raro" sino una condición universal, que todos alguna vez atravesamos, y muchos, durante mucho tiempo. Podemos rodearnos de personas, tener una vida social activa, pero en la intimidad del hogar, su melodía se mete en nuestra mente, y nos hace sentir completamente aisladas y sin esperanza. Rechazos, pérdidas, abandonos... las razones pueden ser distintas, pero todas llevan a instalar sentimientos oscuros de la soledad, que nos consumen y agobian nuestro interior.
De nada sirven los intentos de llenar ese vacío con posesiones nuevas, relaciones diferentes o actividades emocionantes... una y otra vez, se apodera del alma, y nos hace sufrir. ¿Qué hacer para llenar ese vacío?
Sólo hay un amor que nunca dejará de ser. Ese es el amor de Dios. A Él no le importa qué hayas hecho, Él te ama incondicionalmente. Recuerda que nunca estás sola, y que Su presencia está contigo todos los días de tu vida.
Si estás afrontando una separación, tal vez la viudez o el desarraigo, hay dos cosas que debes saber:
Primeramente, que Dios está contigo. Su presencia es verdadera, constante y fiel. Nunca ha de abandonarte
En segundo lugar, confía en Dios, Él proveerá. Ora a Dios, Él traerá a tu vida las personas que necesitas. Habla con Él acerca de tu soledad. Házle saber lo que tu corazón desea. Muchas veces decimos "¡Dios no me manda a nadie!". El escucha todas tus peticiones, te conoce, y sabe qué el lo mejor para tu vida. A Su tiempo, te dará respuestas concretas a tus oraciones. No te canses de orar, ni de confiar.
Jesucristo promete que todo lo que pidamos en su nombre, de acuerdo a su voluntad, él nos lo dará (Juan 14:14 ; 1 Juan 5:14) .