Jesús nos dice que el segundo mandamiento es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Amar a los demás implica entrar en la vida de otros y compartir sus cargas cuidando y orando por ellos. Orar por los que están en medio de un profundo dolor hace dos cosas: nos humilla, cambiando nuestro corazón y actitud, y eso cambia sus vidas - Dios trabaja asombrosamente a través de la oración.
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Gálatas 6:2 - Nueva Versión Internacional (NVI)
"Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo."