Los daños –físicos, emocionales y psicológicos—pueden llegar de muchos lados, y un pequeño necesita protección. Los padres, normalmente, cumplen con ella. Si alguien le hace algún daño o lo insulta, ellos son los más indicados para rectificar cualquier situación y defenderlo. Sin embargo, hay algunos que nunca lo hicieron y, como consecuencia, sus hijos sufrieron los daños. Si esto forma una parte de su historia, tiene que narrarlo, como lo hizo con respecto al rechazo y el abandono. Es difícil, porque sentimos cierta lealtad hacia las personas que nos criaron. No estoy hablando de faltarles el respeto ni mucho menos, pero sí es necesario poder reconocer e identificar los elementos de nuestra historia que necesitan ser sanados por nuestro Buen Pastor. Él vendrá a aplicar la medicina y darnos las ropas que nos hacen falta.
Nolita W. de Theo es la autora de La mujer de Sus sueños, publicado por Casa Creación. Además, contribuye con la traducción y edición de libros y revistas cristianas. Reside en Houston, Texas, junto a su familia.