Nosotros fuimos designados por Dios para sobresalir no para mezclarnos.
Pensemos en las miles de clases de flores en el mundo. Son flores, pero cada una es única en su especie. Pensemos en un bosque. A primera vista, todos los árboles parecen mezclarse. Sin embargo, cuando nosotros nos acercamos más, vemos que la forma de cada árbol es única. Cada tipo de árbol tiene hojas con un diseño distinto. ¿Por qué? La unicidad es parte de la creación de Dios.
El diseño individual es tan real para la humanidad como lo es para la naturaleza. Dios no quiere que ninguna persona se pierda en el mar de personas. Hay más de seis millones de personas en el planeta y ninguna de ellas tiene nuestra huella digital. Podemos ser complacientes de esta asombrosa verdad, pero algo de lo que nosotros continuamente debemos hacer memoria puesto que es fácil sentirse perdido en la multitud. Nosotros somos de una clase irreemplazable, original; nosotros somos “formidables y obra maravillosa”.
Si vamos a comprar a una tienda de descuento, notaremos que muchos de los vestidos, chaquetas deportivas o corbatas que están en las perchas son parecidas. No son costosas porque fueron fabricadas en masa. Si nosotros queremos un vestido original, sin embargo, tenemos que ir a un diseñador. Nosotros no queremos un vestido de los fabricantes en masa. Dios no nos puso en una percha para la venta de descuentos. Fuimos hechos por el Diseñador.
Oración: Padre, ayúdanos a recordar que somos Tu diseño único. Siendo que somos únicos, Tú nos has dado una visión única. Que podamos nosotros descubrirla y andar en ella. Amén.
Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado,
y mi alma lo sabe muy bien.
Salmos 139:13-14
Tomado del libro Devocional diario de poder y oración - Dr. Myles Munroe