Más bien, ejercítate en la piedad, pues aunque el ejercicio físico trae algún provecho,
la piedad es útil para todo...
-1ª a Timoteo 4.78 (NVI)
Trabajar sin hacer ejercicio puede afectar nuestra salud. Muy poco ejercicio puede afectar la apariencia, la resistencia, el temperamento y la productividad. Debido a que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, necesitamos cuidarlos.
He encontrado una forma de añadir ejercicios a mi vida. Después que el transporte público aumentó sus tarifas en Singapur, comencé a salir del ómnibus dos paradas antes de mi destino. Así puedo ejercitarme y ahorrar dinero caminando.
Podemos combinar el ejercio del cuerpo y del espíritu. Esto puede ser tan sencillo como caminar en el parque, mientras escucho música inspiradora o intercedo por otras personas. Otras formas de actividad pueden llevarse a cabo mientras aconsejamos a un miembro de la familia o un compañero de trabajo. El ejercitarnos con otra persona que nos mantenga comprometidos, nos ayuda a mantener un hábito disciplinado de actividad física.
El servir bien a Dios implica cuidar de nuestro cuerpo y de nuestro espíritu. Ambos necesitan nuestra atención diaria.
Sa. Mary Ng (Singapur)
Oración:
Oh Dios, ayúdanos a ver el ejercicio como una disciplina para estar saludables en cuerpo y alma. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
El cuidar de nuestros cuerpos nos capacita para servir mejor a Dios.