Marilyn, de 34 años, se convirtió a Cristo cuando estudiaba en la universidad; sin embargo no ha dejado de sentirse culpable desde entonces. Mientras era adolescente, Marilyn mantuvo una relación homosexual secreta con una mujer mayor. Después de confiar en Cristo, ella cambió su estilo de vida porque sabía que, según las Escrituras, la homosexualidad es un pecado (1 Co 6:9). Pero no puede eludir el sentimiento de que Dios la condena por el pecado pasado. Se siente como una cristiana de segunda, y cree que Dios nunca podrá confiarle un ministerio importante por causa de su error en la adolescencia. Como resultado, se siente derrotada la mayor parte del tiempo.
¿Quién tiene un cuadro de la verdadera identidad de Marilyn?¿Ella, que se considera condenada y de poco valor, o Dios, que ha perdonado a Marilyn en su pecado, y no la condena? (Ro 8:1) La respuesta es ¡Dios, por supuesto! Dice la Biblia: "Ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús" (Ro 8:1). Este versiculo nos muestra la actitud de Dios hacia Marilyn: ella ha sido perdonada, está limpia y Dios no la condena.
El sentido de la verdadera identidad de Marilyn comenzó a cambiar a medida que la verdad de Romanos 8:1 fue transformando el concepto que ella tenía de sí misma.
Tendremos mucha dificultad para entender cómo Dios nos considera sin la ayuda de la Palabra de Dios.
Es como aquella jovencita que se sintió frustrada por no poder armar unos rompecabezas que su amiga le había obsequiado para su cumpleaños. Ella adoraba los rompecabezas, pero estos se le hacían imposibles de resolver, pues no coincidían con la imagen de modelo que figuraba en la tapa. Grande fue su alivio cuando la amiga la llamó para preguntarle si ya los había armado, y le confesó que habia intercambiado las tapas para gastarle una broma.
Igual frustración podemos experimentar cuando intentamos comprender nuestra identidad utilizando una "tapa equivocada" como guía. Si nuestros sentimientos, juicios y experiencias personales son el criterio para definirnos, "armar" nuestra verdadera identidad nos resultará difícil. La Palabra de Dios debería ser nuestra guía. Cuanto más a tono estemos con la imagen de Dios, más fácil será armar las piezas de nuestra vida para que concuerden con esa imagen. Debemos usar la imagen correcta de lo que somos, la Biblia, si queremos experimentar la transformación que necesitamos.
Basado en el libro Mirarte como Dios te mira, de J.McDowell