Desconozco cuantas estrellas transitan en el cielo,
en el infinito que continuo se expande.
Elevo mis ojos y en mi sentimiento,
soy un “microbio” observando lo inmenso.
Desconozco cuantos soles haya en el universo,
y al único que veo, fijo, no lo puedo mirar.
Solo puedo observarlo atreves de óptico artefacto,
que su luz mengue. No puedo resistir su gran brillar…
Desconozco, aun la gran cantidad de cosas que desconozco…
Opino, muy poco conocemos los hombres;
Mientras cuerpos celestes en orbitas van y vuelven,
y innumerables astros se mueven en lo desconocido;
Aquí, “pequeños microbios del mundo” imaginan.
Es el intento de explicar, como nacieron los astros.
Un “microbio poeta” cree en Dios sin poderlo mirar siquiera,
cree que todo lo creó Él: planetas, la vida, aun el tiempo…
Pero no, que el mundo nació de una explosión,
que de la nada nacieran astros, la flor y todo…
Tampoco en la evolución de un microorganismo a humano,
me pareciera que necesito tener mas fe que en mi religión.
Miro lo que miro, veo la sabiduría, la creación de Dios;
desconozco infinitas cosas… ignoro muchas… es verdad.
Así somos los humanos. Pero tengo la fe fortalecida y espero
a aquel que Dios se llamó, y dijo que volverá.
“Cuando el Hijo del Hombre vuelva,
con toda su gloria desde los cielos a mostrar,
y a su alrededor los ángeles asciendan y desciendan” (6)
Quizás sea tarde ya para comprender la verdad…
Javier R. Cinacchi