Esta es una propuesta del amor cristiano, que significa tratar al otro con el respeto y la dignidad con que quiero ser tratado. Supone de un arduo trabajo, es renunciar en muchas ocasiones a lo que quiero, para dar al otro lo que necesita. Dios espera que este mandato también se aplique a la relación matrimonial, parafraseando podríamos decir: “Trate a su cónyuge tal y como quieres que él te trate a ti”
Trátelo mejor de lo que el o ella lo trata a usted: No haga lo mínimo por su cónyuge, esfuércese por ir mucho más allá.
Aproveche cada oportunidad para hacer más de lo esperado. Así su relación será más satisfactoria.
No lo juzgue: Deje de tener un comportamiento crítico y no se preocupe por demostrar que el otro es el que está equivocado. Comience por examinarse a sí mismo, para que lo comprenda mejor.
Actúe bien cuando lo natural es actuar mal: Es difícil hacer lo bueno cuando hacer lo malo es más fácil. Aplicar este principio cuando usted está bien con su cónyuge es posible, pero ¿Cómo responde usted a su mal trato? ¿Agresión con agresión? Actúe bien y sentirá la satisfacción de haber hecho lo correcto.
Mantenga sus promesas aun cuando lo perjudique: Cumpla los compromisos que le ha hecho a su cónyuge, así fortalecerá la confianza que hay depositada en usted. Todos queremos recibir lo que se nos ha prometido.
Sea honesto: Una persona responsable escogerá lo correcto antes que lo conveniente. Hay una satisfacción muy grande para ambos cuando no se cruza la línea de integridad.
Sea generoso: La codicia puede afectar la relación de pareja. Desear para sí mismo poder, placer y posesiones, sin tener en cuenta al otro, atentará contra el bienestar de la relación. Recuerde que todo lo que usted tiene y lo que usted es, debe ponerlo al servicio de su cónyuge.
Admita el error y pida perdón: Si desea que su cónyuge confíe en usted, debe asumir la responsabilidad por sus acciones (no culpe las circunstancias, el pasado o a los otros). Su cónyuge confiará y perdonará más fácilmente cuando usted sea sincero y pida perdón.
Deseche el orgullo: El orgullo es creerse mejor que el otro, si fuera igual no habría nada de que estar orgulloso. ¿Cómo puedo tratar bien al otro, si lo que estoy pensando es superarlo? El orgullo puede cegarlo a sus propias faltas y a las necesidades de su cónyuge.
Para tener en cuenta: Si aplico la regla de oro y el otro no ¿Yo que gano? Al cumplir la voluntad de Dios, Él ayudará en la relación de pareja. Trabajará en las debilidades para que puedan gozar y disfrutar de la unidad matrimonial.
John Maxwel -