La visión es la fuente y la esperanza de la vida. El más grande don dado jamás a la raza humana no es el de la vista, sino el don de la visión. La vista es una función de los ojos; la visión es una función del corazón.
Los ojos que miran son muy comunes, pero los ojos que ven son muy raros. Nada que haya sido noble o digno en la tierra, jamás ha sido hecho sin visión. Ningún invento, ningún desarrollo y ningún gran
La visión es la clave para abrir las puertas de lo que fue, y de lo que es, para poder impulsarnos a la tierra de lo que se puede hacer y llegar a ser, y que todavía no existe. La visión te libera de las limitaciones que ven tus ojos y te permite entrar a la libertad de todo aquello que el corazón puede sentir. Es la visión lo que hace que lo invisible se vuelva visible y que lo desconocido se convierta en una posibilidad.
La visión también hace que el sufrimiento y la desilusión se conviertan en algo que se puede soportar. La visión genera esperanza en medio del desaliento y provee fortaleza en medio de la tribulación. La visión inspira a los deprimidos y motiva a los desanimados. Sin visión, la vida sería sólo un estudio de ciclos de frustración dentro de un remolino de desaliento. La visión es el fundamento del coraje y es el combustible de la persistencia.
Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Heb 12:2
P.O., M. Munroe, - www.hacedoras.blogspot.com