Muchas cosas difíciles que suceden en una relación matrimonial son parte de un plan enemigo, preparado para minar la relación. Pero nosotras podemos decir:
No voy a permitir que nada destruya mi matrimonio.
No voy a quedarme de pie y mirar a mi esposo que está preocupado, golpeado o destruido.
No me voy a quedar sin hacer nada, mientras una pared invisible se levanta entre nosotros.
No permitiré que la confusión, la mala comunicación, las actitudes equivocadas y las decisiones malas erosionen lo que estamos tratando de edificar juntos.
No voy a tolerar que el dolor y la falta de perdón nos guíen al divorcio.
Nosotras podemos tomar una postura en contra de cualquier influencia negativa en nuestras relaciones matrimoniales y saber que Dios nos ha dado autoridad en su Nombre para respaldarnos. Tenemos los medios para establecer un cerco de protección alrededor de nuestro matrimonio. Podemos llevar ante Dios en oración cualquier cosa que controle a nuestros esposos: alcoholismo, exceso de trabajo, vagancia, depresión, enfermedad, conducta abusiva, ansiedad, temor o fracaso y orar por él para que sea libre de eso. Las oraciones de la esposa por su esposo tienen en efecto mucho mayor sobre él que las de cualquier otra persona, porque son uno en Cristo. En el Nombre de Jesús, es posible detener el mal y permitir el bien.
Recordemos: Dios está de nuestro lado y ha bendecido la unión matrimonial.
Autor: P.O. - hacedoras.blogspot.com
Fuente: "El Poder de la esposa que ora" Stormie Omartian