Las perlas, canutillos y cristales dibujan un adorno celestial sobre la blanca seda. Falta tan poco… Los ojos se aguzan para enhebrar, los dedos danzan sobre la tela con la pericia que dan los años de labor. Un poco más, un poco más.
Llegó el día, por fin. La novia está lista, con su traje impecable, sus joyas y su esperanza, relucientes. Avanza lentamente hacia él. La espera con amor, con sonrisas, con anhelo. Saben que Dios los bendice y que la unión es para siempre.
Y allí sentada, la costurera observa su trabajo. No fue un sacrificio, en todo caso, una ofrenda de amor, como olor fragante dedicado a Dios. Embellecer a la novia le llevó tiempo y trabajo, le causó desvelos y alegrías, y un gozo constante en el corazón. Ahora tiene la satisfacción de la obra cumplida. La novia ya es del esposo.
Pat MV
Autor: P. O. Publicado por www.hacedoras.blogspot.com