-El médico me dijo que me tienen que operar- dijo mamá. Una visita a la ginecóloga y una mamografía de por medio habían desembocado en una cirugía programada para la semana siguiente, en junio de 2008.
En la clínica esperamos largas horas hasta que por fin la trajeron del quirófano. Un poco más tarde, el cirujano la visitó en la habitación, bromeó con ella y hasta le permitió comer un helado de crema. Pero al salir, con un gesto discreto me dio a entender que quería hablar a solas.
En el hall, la noticia implacable: -Tu madre tiene cáncer de seno. El doctor siguió hablando de estadísticas en mujeres de más de 70 años, que mamá tenía una excelente salud, lo cual ayudaría, y no sé qué más, porque el impacto recibido ensombreció mi alma y mi entendimiento.
Al mes de la primera, fue necesaria una segunda cirugía, esta vez para extraer los ganglios de la axila. La intervención fue aún más larga, aunque su despertar de la anestesia fue mucho más amable que la vez anterior.
Luego siguieron muchos estudios de laboratorio y de imágenes, visitas semanales al oncólogo, radioterapia por mes y medio, y seis aplicaciones de quimioterapia cada tres semanas.
Mas ella tuvo otro tratamiento especial, y fue el del amor. Su esposo y sus hijos estuvimos con ella todo el tiempo, explicándole con verdad y paciencia lo que tenía y los pasos a seguir. Sus nietos, amigas y demás familiares la acompañaron y consolaron. Y también tuvo muchas amigas que, a la distancia, rezaban por ella.
Pero su mejor sostén ha sido su fe en Dios. “Creo que Dios me deja pasar por esto para que ahora yo anime a otras mujeres que pasan por lo mismo”- decía Rosita durante su tratamiento, mientras alentaba a sus compañeras de clínica y oraba por ellas.
“Toda mujer debe visitar al ginecólogo una vez al año para hacerse los controles femeninos. Hacía tres años que no los hacía confiando en mi buena salud. ¡No dejen de hacerlo!”.
Hoy en día, a menos de un año, retornó a sus actividades anteriores y tiene un nuevo hobbie, que es la fotografía. Y cada vez que nos reunimos familiarmente, da gracias a Dios por la salud que le da.
Esta es una mujer valiente. Esta es mi mamá.
Autor: Pat O.