Las oraciones carnales no mueven el corazón de Dios. Orar impropiamente no llega al corazón de Dios, y finalmente termina en vanidad. Tales oraciones son inútiles y Dios no obtiene la gloria. En Daniel 10:7-12, Daniel tuvo un encuentro en oración.
Los hombres que estaban con él no pudieron experimentar lo que Daniel oía y veía, sino que en cambio huyeron llenos de temor. Un ángel guerrero se dirigió a Daniel. Mientras Daniel estaba temblando, el ángel le consoló y dijo que su presencia era el resultado de las palabras que Daniel había orado.
Daniel se unió a sí mismo a la oración. El ángel dijo que él había sido enviado como resultado de las palabras que Daniel había pronunciado. El envío del ángel fue el resultado o la manifestación final de la situación. Debemos ver que antes del envío, hubo una guerra librándose en el espíritu. El ángel fue entorpecido por el príncipe (principado) de Persia durante veintiún días. Las “palabras” de Daniel de las que habló este ángel, dabár en lengua hebrea, se definen como comunión, conferencia y consejo.
Los hombres que estaban con él no pudieron experimentar lo que Daniel oía y veía, sino que en cambio huyeron llenos de temor. Un ángel guerrero se dirigió a Daniel. Mientras Daniel estaba temblando, el ángel le consoló y dijo que su presencia era el resultado de las palabras que Daniel había orado.
Daniel se unió a sí mismo a la oración. El ángel dijo que él había sido enviado como resultado de las palabras que Daniel había pronunciado. El envío del ángel fue el resultado o la manifestación final de la situación. Debemos ver que antes del envío, hubo una guerra librándose en el espíritu. El ángel fue entorpecido por el príncipe (principado) de Persia durante veintiún días. Las “palabras” de Daniel de las que habló este ángel, dabár en lengua hebrea, se definen como comunión, conferencia y consejo.