Plantío de Dios
¿Has visto alguna vez los campos sembrados? Hileras incontables con plantas surgiendo del suelo, todas similares en tamaño y color. Cuando ya alcanzan su madurez, las ves con sus frutos listos para ser cosechados. En forma evidente, hubo allí una mano maestra.
El trabajo del agricultor tiene sus secretos. Primeramente discrimina entre un suelo y otro. El suelo liviano y arenoso requiere sólo un arado suave y de corta duración. La arcilla dura requiere un tratamiento totalmente diferente para producir una cosecha. Debe dejársela desnuda al sol y drenarla. El arado debe hundirse tan profundamente como se pueda en el subsuelo. El suelo debe ser rastrillado hasta que se rompan los terrones y haya una fina capa labrada donde la semilla germine y crezca. El granjero entendido discierne sobre la duración de su arado. Trata cada suelo de acuerdo con su necesidad. ¿No es esta la explicación de la diferente incidencia del sufrimiento, la angustia y las pruebas? Se puede confiar en el "Agricultor celestial", en la adaptación, en los tiempos y en la duración de las disciplinas que permite Su amor. Estamos a salvo en Sus manos.
La disciplina es siempre preparatoria de la bendición y no puede traer otra cosa que bendiciones cuando se la recibe adecuadamente. Es aquí donde reside nuestra responsabilidad. La comida no digerida es veneno, no una bendición. Las disciplinas que no se reciben correctamente, amargan en lugar de endulzar el carácter. Él no desgarra el corazón nada más para demostrar su poder y soberanía, sino para prepararnos para ser más fructíferos. Poda cada rama que no da frutos para aumentar su rendimiento. La disciplina tiene un propósito. ¿Cómo reaccionamos al arado de Dios? ¿Nos suaviza, nos oprime, nos castiga? ¿O endurece y vigoriza nuestra resistencia a Su voluntad? ¿Nos endulza o nos amarga?
Nuestra reacción ante los problemas familiares y las dificultades financieras, ante el sufrimiento y la desilusión, ante las ambiciones frustradas y ante las expectativas coartadas es sumamente importante. Si nos entregamos, sintiendo que la resistencia no es beneficiosa, eso es mejor que seguir siendo rebeldes. Si nos conformamos, aun sin gozo, con el trato de Dios, estaremos en un terreno más elevado. Pero cuando abrazamos las providencias sin explicación de Dios con una canción que le glorifique, somos más bendecidos.
De qué te sirve
¿De qué te sirve la lluvia
de oro que te visita
y hace madurar el fruto
del huerto que tú cultivas,
si desconoces la Mano
que tales dones te envía?
¿De que te sirve la nube
deshecha en limpios cristales
que da canción a tu fuente
y aromas a tus rosales,
si muere de sed tu alma
cautiva en lazos carnales?
¿De qué te sirve la noche
cuajada de pedrería
si es mirada de los cielos
que nunca del pobre olvidan
si para tí tal mirada
es inconsciente y es fría?
de oro que te visita
y hace madurar el fruto
del huerto que tú cultivas,
si desconoces la Mano
que tales dones te envía?
¿De que te sirve la nube
deshecha en limpios cristales
que da canción a tu fuente
y aromas a tus rosales,
si muere de sed tu alma
cautiva en lazos carnales?
¿De qué te sirve la noche
cuajada de pedrería
si es mirada de los cielos
que nunca del pobre olvidan
si para tí tal mirada
es inconsciente y es fría?
Diamantes
Una investigación que tomó veinticinco años y en el que se estudió a 14 mil familias, descubrió un secreto para edificar una familia más fuerte.
Según el equipo de investigación de la Universidad de Alabama en Tuscaloosa, las familias exitosas, las que evitan los desacuerdos diarios que a menudo llevan a relaciones rotas, construyen una pared de aprecio y aliento alrededor de sí mismas. "Las familias fuertes son buenas buscadoras de diamantes", según Nick Stinnett, investigador principal y profesor de desarrollo humano de dicha universidad. "Cavan a través de terreno accidentado buscando lo mejor el uno del otro. Se edifican el uno al otro psicológicamente y se dan cuenta de que la necesidad de ser apreciado es una de las más profundas que todos tenemos". Y si bien esto es cierto para toda la familia, ciertamente se aplica al matrimonio, así que comiencen a buscar diamantes diciéndole a su cónyuge las cosas que realmente aprecian en él.
Según el equipo de investigación de la Universidad de Alabama en Tuscaloosa, las familias exitosas, las que evitan los desacuerdos diarios que a menudo llevan a relaciones rotas, construyen una pared de aprecio y aliento alrededor de sí mismas. "Las familias fuertes son buenas buscadoras de diamantes", según Nick Stinnett, investigador principal y profesor de desarrollo humano de dicha universidad. "Cavan a través de terreno accidentado buscando lo mejor el uno del otro. Se edifican el uno al otro psicológicamente y se dan cuenta de que la necesidad de ser apreciado es una de las más profundas que todos tenemos". Y si bien esto es cierto para toda la familia, ciertamente se aplica al matrimonio, así que comiencen a buscar diamantes diciéndole a su cónyuge las cosas que realmente aprecian en él.