Tal vez la palabra "conformidad" suena más a aceptar lo que tenemos sin luchar, permanecer en el mismo estado por conformarse a lo que "nos toca en la vida". Sin embargo, hoy quiero hablarte de la conformidad como virtud.
¿Por qué la "conformidad" puede ser una virtud? Simple, puede ser una virtud cuando reconocemos el valor de cada regalo y bendición de Dios; cuando aceptamos que Dios nos provee cada día lo que necesitamos; cuando aceptamos el hacho de que estamos vivos por Su gracia, porque nos cuida; cuando aceptamos que Dios es todopoderoso, y puede con cualquiera de nuestros problemas.
¿Satisfechos? Esto es algo que nunca estamos. No estamos satisfechos.
Tomamos unas vacaciones fabulosas … Nos saciamos, si hay sol, no es suficiente; si hace calor y tenemos que ir al trabajo, nos la pasamos todo el viaje de ida y vuelta "refunfuñando", dando quejas a montones. En invierno queremos que llegue el verano, y en verano rogamos que se vaya el agobiante calor... Nunca nos alcanza la diversión, ni una buena comida. Pero aún no estamos camino de regreso cuando ya nos acongoja el término del viaje y comenzamos a planear otro.
No estamos satisfechos.
Cuando niños decimos: «Quién fuera un adolescente». Cuando adolescentes decimos: «Quién fuera un adulto». Como un adulto: «Si estuviera casado». Como cónyuge: «Quién tuviera hijos».
No estamos satisfechos. La conformidad es una virtud difícil. ¿Por qué?
¿Por qué la "conformidad" puede ser una virtud? Simple, puede ser una virtud cuando reconocemos el valor de cada regalo y bendición de Dios; cuando aceptamos que Dios nos provee cada día lo que necesitamos; cuando aceptamos el hacho de que estamos vivos por Su gracia, porque nos cuida; cuando aceptamos que Dios es todopoderoso, y puede con cualquiera de nuestros problemas.
¿Satisfechos? Esto es algo que nunca estamos. No estamos satisfechos.
Tomamos unas vacaciones fabulosas … Nos saciamos, si hay sol, no es suficiente; si hace calor y tenemos que ir al trabajo, nos la pasamos todo el viaje de ida y vuelta "refunfuñando", dando quejas a montones. En invierno queremos que llegue el verano, y en verano rogamos que se vaya el agobiante calor... Nunca nos alcanza la diversión, ni una buena comida. Pero aún no estamos camino de regreso cuando ya nos acongoja el término del viaje y comenzamos a planear otro.
No estamos satisfechos.
Cuando niños decimos: «Quién fuera un adolescente». Cuando adolescentes decimos: «Quién fuera un adulto». Como un adulto: «Si estuviera casado». Como cónyuge: «Quién tuviera hijos».
No estamos satisfechos. La conformidad es una virtud difícil. ¿Por qué?