En las últimas horas, en mi ciudad estuvo lloviendo sin parar durante algunos días. Para muchos en lugar de ser una bendición, esto produjo muchas dificultades, inundaciones y complicaciones para trasladarse y llegar a los trabajos y lugares de estudio. Sin embargo, en otros puntos del país, esta misma lluvia ha regado los campos secos y yermos, creando una nueva oportunidad a los sembrados postergados.
Así como la lluvia que trae alivio pero también complicaciones se derrama sobre todos, las circunstancias de la vida se presentan sobre todos en una diversidad de matices, buenos y malos. La clave está en cómo vivimos cada lluvia sobre nosotros.
Puedes hacer la elección de cómo pasar tus circunstancias, y para ello es imprescindible que te tomes de la mano de Dios. Acercarse a Dios trae refugio, trae sombra en los días en los que hay que atravesar el desierto y lugar seguro en los días de tormenta.
No hay una fórmula para estar cerca de Dios
No se trata de seguir ritos, ni afiliarse a metodologías. Acercarse a Dios es hablar con El y tomarlo en cuenta. Oir sus consejos, anhelar caminar con El.
En mis primeros pasos de creyente, leía la Biblia todos los días, y no podía entender todo lo que leía. Así que cuando llegaba el domingo e iba la iglesia, buscaba a los que más sabían, los que ya hacía tiempo que conocían a Dios, y les preguntaba. Un día leí que Abraham fue amigo de Dios, y mi pregunta al pastor fue: ¿cómo puedo ser amiga de Dios? Me contestó con una sonrisa: "Estando cerca de Él".
Desde entonces procuro estar cerca, en los días tranquilos doy gracias. En los días de lluvias intensas me refugio bajo sus alas, y también doy gracias, porque El está conmigo.
Que este fin de semana puedas estar cerca de Dios, cantarle con todo el corazón y darle gracias, porque en las buenas y en las malas, El ha decidido hacerte bien.
Pat MV