Había una vez un niño que había perdido a su mamá en medio de una feria muy concurrida. Quienes lo escucharon llorar, en un intento de ayudarlo, le preguntaron cómo era su madre, y el niño contestó: "Mí mamá es la más hermosa de todas las mamás".
Después de haber buscado entre las mujeres más hermosas de la feria, la madre del pequeño no aparecía. De pronto, de entre la multitud, salió una pequeña mujer, desgastada por el tiempo y el duro trabajo. Su rostro surcado de arrugas, sus manos ya huesudas, su espalda encorvada y sus viejos vestidos, eran su único adorno. El niño al verla, exclamó: -"¡Esta es mi mamá! ¿No les dije que mi mamá era la más hermosa de todas las mamás?"
Este niño veía a su mamá como Dios la ve. Una persona revestida de amor. La Biblia nos habla de cómo es una madre cristiana.
Primeramente, busca el bienestar de su familia en lugar del suyo propio. En Éxodo 2, la Biblia relata que la mamá de Moisés lo escondió cuando era recién nacido, durante tres meses, porque Faraón había mandado a matar a los niños judíos. Luego lo acostó en una canastita calafateada y lo echó a navegar, para salvarle la vida, aunque seguramente su corazón estaría destrozado. Más tarde, Dios la recompensó, permitiéndole atender a su propio hijo contratada por la Princesa.
En 1 Samuel 2:18-20 vemos que Ana, la esposa de Elcana, había orado mucho tiempo por un hijo, y cuando Dios se lo dio, ella lo entregó en el templo para el servicio a Dios. Pero no se desentendió de él, cada año le hacía una túnica a medida, para que estuviera bien vestido, y se la llevaba cuando iba junto con su esposo e hijos al templo a adorar. Una mamá conforme al corazón de Dios, se ocupa de abrigar a su familia y velar por ellos.
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? (Isaías 49:15)
Algo más cercano en el tiempo, es lo que contó David Lloyd George, primer ministro de Inglaterra durante la segunda guerra mundial. “Una vez una madre que iba por las colinas de Gales del Sur, en Inglaterra, durante la época de invierno, nunca llegó a su destino. Una tempestad la sorprendió en su travesía y se extravió de su camino. Cuando la gente del pueblo que la esperaba, vio que no llegaba, salieron a buscarla. La encontraron tirada sobre la nieve, semidesnuda. Se había quitado sus ropas y con ellas había abrigado a su pequeño hijo. Para protegerlo mejor, se acostó sobre él, manteniéndole vivo con el calor de su cuerpo. Aquella gran mujer era mi madre." Lloyd, llegó a ser un gran estadista y un hombre que hizo mucho bien a la humanidad. Él supo corresponder al sacrificio de su madre, y seguramente para él, su mamá era la más hermosa del mundo.