Después de un tiempo breve, los motores se detienen. Parece que ya llegamos. El reloj del tablero indica que estamos en el año 2109. Sí, junio de 2109. Cien años en el futuro.
A ver… veamos dónde estamos. Nos bajamos de la nave, y estamos en un gran teatro. Hay espacio para miles de personas. Los asientos van siendo ocupados por mujeres de todas las edades. Hay una gran expectativa en el ambiente, nadie sabe bien qué ocurrirá, sin embargo un perfume de sorpresa se huele entre las filas.
Se abren las cortinas del escenario, las luces bajan suavemente. Ya comienzan a proyectarse las imágenes. Desde la platea se escuchan voces y risas al reconocerse en la filmación. Cada una de las mujeres aquí presentes ha sido incluida en la película.
Una voz tan amorosa como clara, dice: Estas mujeres han vivido hace cien años. Las recordamos por su dedicación, por su espíritu afable, por su virtud, y consagración. Han sido reconciliadoras y han practicado la misericordia. Han guardado la Palabra de Dios y la pusieron por obra en todos los órdenes de su vida. Han dejado una huella indeleble para aquellas personas que se han relacionado con ellas. Han sido fieles en todo al Padre Celestial…
De regreso en 2009, me pregunto ¿qué se dirá de mí dentro de cien años? Para algunos, esta pregunta puede resultar irrelevante, pero tomar conciencia de que tenemos influencia sobre las personas con las que tratamos, nos ayuda a reflexionar en la vida actual que llevamos. Tal vez sea necesario hacer algunas correcciones, muchas, pocas, las necesarias para que nuestro legado sea de amor y virtud, y que las personas de nuestro entorno reciban lo mejor. Ese también es el deseo de Dios para cada una de nosotras. A los ojos de Dios, tu vida y mi vida son valiosas y Él desea que le demos nuestros corazones por completo, es decir, que El tenga el primer lugar en nuestras prioridades.
Estamos a tiempo de ser transformadas, tengamos la edad que tengamos. La proyección a cien años es un poco lejana, así que podemos establecernos metas más próximas. Pensemos de aquí a un año: ¿Qué clase de vida quiero llevar? ¿Qué metas quiero alcanzar? Como esposa, como madre, como amiga, como profesional, o en los otros roles que desempeñes. Comprométete a elegir en forma activa a Dios, en cada decisión, palabra, pensamiento y respuesta. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas Pr 3:6.
Autor: P.O. - www.hacedoras.blogspot.com