En las Escrituras, las alturas de los montes se refieren a un lugar donde habita la presencia de Dios. Cuando Moisés tenía la necesidad de comunicarse con Jehová sin interrupciones, subía al monte. Allí Dios le hablaba directamente y se establecía una comunicación muy personal. Aunque sabemos que Dios habita en todo lugar, fijar nuestra mirada en las alturas nos ayuda a cancelar las distracciones que tenemos a nuestro alrededor y concentrar en Él toda nuestra atención. Así como escalar una montaña requiere esfuerzo físico, el camino hacia Dios requiere un esfuerzo mental y espiritual. Es mediante ese esfuerzo que encontraremos los pasos a seguir para desarrollar una vida que nos brinde la felicidad que anhelamos.
Rumbo a las alturas
En las Escrituras, las alturas de los montes se refieren a un lugar donde habita la presencia de Dios. Cuando Moisés tenía la necesidad de comunicarse con Jehová sin interrupciones, subía al monte. Allí Dios le hablaba directamente y se establecía una comunicación muy personal. Aunque sabemos que Dios habita en todo lugar, fijar nuestra mirada en las alturas nos ayuda a cancelar las distracciones que tenemos a nuestro alrededor y concentrar en Él toda nuestra atención. Así como escalar una montaña requiere esfuerzo físico, el camino hacia Dios requiere un esfuerzo mental y espiritual. Es mediante ese esfuerzo que encontraremos los pasos a seguir para desarrollar una vida que nos brinde la felicidad que anhelamos.