No puedo contar las veces en un llamado al altar en que una madre está de pie detrás de un joven, de edades entre ocho y trece años, pidiendo oración por un espíritu rebelde que está sobre el joven. A veces he sentido al Espíritu Santo diciéndome que le pregunte a esa madre: “¿Y cuándo se divorció usted del padre de este niño?”. Con frecuencia, la persona se ve sorprendida y dice: “¿Cómo lo supo?”.
Hijos lastimados
No puedo contar las veces en un llamado al altar en que una madre está de pie detrás de un joven, de edades entre ocho y trece años, pidiendo oración por un espíritu rebelde que está sobre el joven. A veces he sentido al Espíritu Santo diciéndome que le pregunte a esa madre: “¿Y cuándo se divorció usted del padre de este niño?”. Con frecuencia, la persona se ve sorprendida y dice: “¿Cómo lo supo?”.