Tú eres mi hermana, eso lo sé, porque el Padre me lo ha dicho.
Tu amorosa bondad en mi vida ha sido para mí un sacrificio.
Te tomaste el tiempo de ayudarme a atravesar el terrible dolor que cierta vez enfrenté.
Esta hermandad que compartimos demuestra lo mucho que nuestro Padre se preocupa por nosotras.
Tú eres mi hermana, eso lo sé, porque el Padre me lo ha dicho.
Nos envió en su plan perfecto para que podamos estar aquí hoy de la mano.
Pero más sorprendente es su amor que cambió nuestro corazón para que fuera como uno solo.
Te envió a mí en su Nombre y nunca volveré a ser la misma.
Gracias por el amor que has mostrado para que el Padre pueda ser dado a conocer.
Es en las pequeñas cosas que hacemos que tenemos una probada de lo que el cielo traerá:
Una corona de gloria como premio de lo alto para recompensar el amor de una hermana.
Tú eres mi hermana, eso lo sé, porque el Padre me lo ha dicho.
¡Su precioso Hijo pagó el precio para que pudiéramos ser hermanas en Cristo!
Anne Peters