En estos días hay mucha gente que se hace esta pregunta. Por teléfono, por chat, por mensajito de texto en el celu... Miles de personas están haciendo arreglos para la celebración. Compras, viajes, preparativos... ¡uf! cuánto por hacer en estos días.
Como es de suponer, no todos lo celebran de la misma forma. Pero el dato que más debiera llamarnos la atención como cristianos es qué bajo porcentaje de las celebraciones incluye el tan mencionado, pero poco conocido, "espíritu de Navidad"
La pregunta, entonces, es qué podemos hacer en Navidad para que sea un tiempo distinto, libre de celebraciones vanas y llena del Espíritu del Señor.
A continuación compartimos algunos testimonios verdaderos, que bien pueden servirnos de inspiración.
Cada primero de diciembre, con mis hijitos escribimos los nombres de amigos y familiares en 24 tiras de papel rojas y verdes, un nombre por cada tira. Luego los vamos "encadenando", es decir, hacemos un eslabón con cada tira, uniéndola como para que quede un aro, y se le van agregando las siguientes tiras, alternando una roja, y una verde. Así nos queda una bonita guirnalda que colocamos cerca de nuestro árbol de navidad. Cada noche,
antes de ir a la cama, desprendemos un eslabón y oramos por la persona que figura allí anotada. A los niños les divierte descubrir el nombre de cada noche, y les encanta ver cómo la cadena se va haciendo cada vez más cortita. Es una forma alegre de orara por nuestros seres amados y de realizar una cuenta atrás para la fiesta de navidad. (Sra. J.)
En la última navidad, con mi madre acordamos no intercambiar regalos. Más bien decidimos que invertiríamos el tiempo que hubiéramos utilizado en las compras, en pasarlo juntas, asistiendo a la iglesia y visitando la familia.
A medida que se acercaba el 24, fue extraño estar atrapada en el día frenético de las compras. Entonces sentí algo refrescante y asombroso: en lugar de lamentarme de lo que podría haberle regalado a mamá, reflexioné en cuán valiosa es ella y otros miembros de mi familia. En lugar de llenar mis horas con presupuestos, oré para tener mayor gratitud y gozo por el maravilloso don que Dios nos ha dado en Jesucristo.
El día de navidad, mamá y yo descubrimos que había sido nuestra mejor temporada navideña: relajada, inspiradora y feliz. (Sra. M.P.)
Bibliogr.: Aposento Alto, Caminemos juntas