es como hablar de la arena en una playa
o del agua en una cascada
y sin embargo... cuántas navidades sin paz hemos vivido.
La Navidad es presencia de la luz
como un candil, como una estrella,
como el sol mismo.
Y con tantas navidades nuestro mundo sigue a oscuras.
Aún así, nuestra esperanza de Navidad
es la oferta inagotable del Dios de la vida
que vino a vivir entre nosotros,
para anunciar su paz,
para dar su luz.
Y sin embargo, seguiremos siendo
playas sin arena, cascadas secas
candiles sin luz,
hasta que la Navidad de Jesús, en Niño Mesías,
haga su pesebre en nuestra vida.
Y en nuestra vida haga su Navidad para nuestro mundo.
Néstor Miguez
Aposento Alto