No tengas miedo de caminar en la luz
Mientras tengamos actitudes del desierto, continuaremos viviendo en el desierto. Jesús murió para que pudiéramos tener entrada en la Tierra Prometida –la tierra de la abundancia.
Fue solamente un viaje de once días a la Tierra Prometida, pero los israelitas vagaron cuarenta años murmurando, gruñendo, quejándose, culpando a Moisés y a Dios por sus problemas (Deuteronomio 1:1-7). La falta de progreso se debió a la actitud que asumieron durante el viaje.
No hay motivo para ocultar nada
Tejedora Aliento, devocional, motivación para la mujer, Mujer, princesa
♕Mi Princesa:
No hay motivo para ocultar nada. Te avergüenzan algunas cosas que albergas en tu corazón; pero Yo las veo todas, y te quiero igual. Noto la belleza de tu corazón. Percibo la persona en que puedes convertirte, la mujer ue ya estás llegando a ser gracias al amor que profesas por Mí. No pienses que eres indigna a Mi ojos. No te ocultes por vergüenza, pues Yo lo veo todo, y te amo igual.
No hay motivo para ocultar nada. Te avergüenzan algunas cosas que albergas en tu corazón; pero Yo las veo todas, y te quiero igual. Noto la belleza de tu corazón. Percibo la persona en que puedes convertirte, la mujer ue ya estás llegando a ser gracias al amor que profesas por Mí. No pienses que eres indigna a Mi ojos. No te ocultes por vergüenza, pues Yo lo veo todo, y te amo igual.
Mi princesa: Eres mi flor
Tejedora Aliento, motivación para la mujer, Mujer, princesa, superación
♕ Mi Princesa:
Eres Mi flor. Te atendí con ternura desde que eras una pequeña semilla. Te regué y te aboné. Estuve a tu lado todos los días de tu vida, cuidándote, proveyendo para tus necesidades y sosteniéndote cuando las cosas se ponían difíciles, cuando el suelo yacía reseco, cuando el sol te abrasaba y cuando los transeúntes pisoteaban tus delicados pétalos y hojas.
Eres Mi flor. Te atendí con ternura desde que eras una pequeña semilla. Te regué y te aboné. Estuve a tu lado todos los días de tu vida, cuidándote, proveyendo para tus necesidades y sosteniéndote cuando las cosas se ponían difíciles, cuando el suelo yacía reseco, cuando el sol te abrasaba y cuando los transeúntes pisoteaban tus delicados pétalos y hojas.