Tal vez la carga más pesada que tratamos de llevar sea la carga de nuestros errores y fracasos. ¿Qué haces con tus fracasos? No tenemos porqué preocuparnos o angustiarnos, podemos echar nuestras cargas sobre el Señor.
Aunque hayas caído, aunque hayas fracasado, aunque todos te hayan rechazado, Cristo no te abandonará. Él vino primero y principalmente a quienes no tenían esperanza. Él va a aquellos a quienes nadie va y les dice: «Yo te daré eternidad».
Solamente tú puedes entregar tus preocupaciones al Padre. Qué maravilloso es el poder echar nuestras ansiedades sobre el Señor en oración. Nadie puede quitártelas y entregárselas a Dios. Solamente tú puedes echar tus ansiedades sobre el único que tiene cuidado de ti. ¿Qué mejor manera de comenzar el día que dejando tus cargas a sus pies?
Esta es una oración para dejar nuestras ansiedades y cargas sobre El: “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará” (Salmo 37:5). Encomienda, tu carga sobre el Señor. Pero Él no te la va a quitar, tú tienes que entregársela. Dios no quiere que sus hijos se preocupen, que estén llenos de ansiedad o cargados con los cuidados de la vida, pero eres tú quien debe entregarlo.
1 Pedro 5:7 “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”
Salmos 37:5 “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará”
Se entiende que el sujeto es “tú”. El Señor dijo, “(Tu) echa toda ansiedad sobre él..,” “(Tu) encomienda al Señor tu camino…”
Nosotros debemos hacer nuestra parte, debemos obedecer al Señor, antes de que Él pueda ayudarnos. Debemos soltarnos de nuestro problema antes de que El pueda hacerse cargo de él.
Cuando en verdad echamos nuestras ansiedades sobre él, cuando en realidad encomendamos al Señor nuestro camino, ya no lo tenemos nosotros.Nos hemos desecho de aquello. No está más en nuestras manos, pero en las de Él.
Hoy podemos decir con esperanza: “No sé qué será de mi el día de mañana, pero sí sé quién me toma de la mano.” Eso es todo lo que importa.
Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios
El Dios de nuestra salvación.
Salmos 68:19
Tomado del Libro Gracia Para Todo Momento - Max Lucado