Amado Dios,
vengo ante tí con un corazón contrito y humillado, reconociendo que nada puedo hacer si no es por tu maravillosa gracia.
Te ruego que tu presencia me acompañe en este tiempo, que tu Espíritu Santo me guíe a toda verdad para que tome las mejores decisiones que hacen falta para avanzar en mi camino.